El sábado pasado asistí junto con algunos amig@s al Ángel de la Independencia, yo venía de una fiesta y de hecho me regresé a la fiesta, me estaban esperando, pero el deber es el deber y primero la tarea.
Luego de las fotos y la investigación respectiva, decidimos entrar a Starbucks a tomar un café y platicar un rato, aquí fue donde empezaron los problemas.
Hicimos nuestra respectiva orden, yo pedí un americano grande, es decir, como medio litro de diurético, imagínense, el chiste es que luego de darle unos tragos al siempre delicioso café, empezaron los problemas, me levanté de mi respectivo asiento y le pregunté a una de las chicas que atendía: ¿dónde está el baño? A lo que me respondió: están fuera de servicio, uppsss, pensé, cómo era posible que una cafetería tuviera fuera de servicio los baños, no puede ser.
Pues resulta que la zona del Ángel de la Independencia ya sufre los problemas de escasez de agua, y que a falta de agua pues falta de baños.
Y que empiezo a sufrir, imagínense que la mitad de la plática fue de carcajadas, chistes, relatos y bromas, todas juntas, risa y risa, y pues el baño seguía sin funcionar, sólo fui capaz de darle tres tragos al vaso de café, no pude más, pero eso sí, la risa no paraba, y mis esfínteres cada vez estaban más dañados, y eso que en el kínder me enseñaron a controlarlos, pero aquéllas técnicas a pesar de que las apliqué, empezaban a ya no hacer efecto, y creo que me comencé a desesperar, jejeje, además de que por la ventana se veía perfectamente que una pipa estaba descargando agua a la cafetería, ¿por qué no sirven los baños si estoy viendo que les están dejando agua? –me preguntaba.
Y las bromas fluyeron respecto al tema: si no hay baños pues la opción son las jardineras que rodean la glorieta del Ángel, además de que tienen arbustos son oscuras... etcétera, etcétera.
Y pues luego del suplicio vivido, la hora mágica llegó, los baños empezaron a funcionar, por supuesto que yo inmediatamente me levanté de mi lugar y me dirigí al sanitario, y qué creen, pues que eran individuales y alguien más que seguramente estaba pasando lo mismo que yo me ganó, y pues a esperar otro momento más.
Por fin logré entrar al sanitario, y después pude respirar tranquilamente, jejeje, sentí que se me quitaba un peso de encima... y pues regresé a mi lugar y dije: “ahora sí, ya me puedo terminar mi café...”, la plática siguió por un buen rato, ahora sí ya no tenía necesidad de contener la risa... y el café ya no afectaba mis esfínteres, la risa fluyo por un rato más y nos pasamos a retirar.
Yo regresé a la fiesta dónde unas cuantas cervezas me esperaban, éstas llenaban rápido mis esfínteres, pero ahí no había problema, los baños nunca dejaron de estar en servicio.
Esto es un ejemplo más de lo que puede ocasionar la falta de agua, un verdadero problema de salud pública, o por lo menos puede dañar la salud personal.