jueves, 29 de abril de 2010

CREEMOS QUE CREEMOS LOS QUE NO CREEMOS. SOBRE EL DÍA DEL LIBRO

El pasado 23 de abril se conmemoró el "Día mundial de libro y del derecho de autor" y por segundo año consecutivo en la UNAM, a través de Difusión Cultural y la Dirección General de Publicaciones, organizó la "Fiesta del Libro y de la Rosa".
Resulta que el 23 de abril es el día de San Jorge, Saint Jordi en Cataluña, y que éste es algo así como el santo patrono, de entre otros, de los libreros y editores, un día que los editores de la UNAM celebramos en una reunión en donde se discuten diversos temas relacionados con los libros, los lectores y la industria editorial resulta que en el fondo tiene un aspecto religioso, que hasta este año muchos nos enteramos porque se eligió este día.
Resulta que en Capadocia había un dragón que atacaba al reino, y para evitarlo el pueblo le ofrecia un cordero para calmar su hambre, pero los corderos se escasearon y se tomó el acuerdo de enviar a una persona y luego a un cordero, cada día había un sorteo y se enviaba a la persona a la cueva del dragón, hasta que le tocó a la princesa, el rey no quería aceptarlo, ofreció riquezas a cambio de que no la enviaran, pero el pueblo no aceptó. Así, en el camino a la cueva, la princesa se encontró con San Jorge y éste se ofreció a rescatarla, y así fue, clavó una espada en el corazón del dragon y se dice que de la sangre nació una rosa.
Desde entonces en Cataluña los hombres regalan rosas a sus mujeres en señal de ratificar su amor, y a cambio, nació la tradición, de que las mujeres regalaran un libro a los hombres en reciprocidad.
Es así que surgió la idea, de obsequiar rosas e intercambiar libros el 23 de abril, todo en alusión a un santo que cuenta con un buen número de seguidores en Europa.
Además, estos festejos se dan porque coincidió que este día murieron Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, interesante ¿no?
Desde 4 años procuro asistir a eventos editoriales, y a las reuniones que organiza la Dirección de Publicaciones de la UNAM, y he convivido con compañeros que se dedican a la edición, y resulta casi todos son ateos, pero que el día de San Jorge lo celebramos, no importa la creencia religiosa, incluso hay quienes en su oficina tienen su imagen, esto es más interesante, las nuevas generaciones de editores en la UNAM no lo sabíamos, pero quienes llevan más años en estos caminos hasta le son debotos.
Una creencia en principio religiosa pasó a ser un día de fiesta: reunión de editores, venta con rebajas de libros, obsequio de rosas, intercambio de libros, firma de libros, en fin, un sinnúmero de actividades en un solo día, el día de San Jorge.
La tecnología comienza a invadir la industria editorial, aún no sabemos sus verdaderos alcances y lo que pasará, conocimos en vivo y a todo color el Kindle, el lector de Sony, el Ipad, verdaderas maravillas para cargar una biblioteca completa, no sabemos si esto será una moda, o si desapareceran los libros, pero seguramente en unos años, aun cuando la tecnología nos invada (si es que lo logra), aun cuando en los tiempos "posposmodernos" (si primero fue la modernidad y luego la posmodernidad, supongo que seguirá la posposmodernidad) leamos en nuestro celular; estoy seguro que por el mero gusto y placer de convivir con los amigos y compartir nuestros viejos y buenos libros, seguiremos festejando el día de San Jorge.

martes, 27 de abril de 2010

TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA Y JUSTICIA ELECTORAL

El punto de arranque de la transición a la democracia en México puede ser objeto de un gran debate académico, pues indicar una fecha en específico puede llevar a dejar fuera diversos sucesos importantes que fueron moldeando la vida política del país.
Recordemos que uno de los productos de la Revolución de 1910 es la Constitución de 1917, la cual no incluía ninguna disposición sobre partidos políticos, pero sí contemplaba a la democracia como forma de gobierno.
Es así que la búsqueda de la democracia siempre estuvo presente en el discurso político, pero no en la realidad, los regímenes surgidos de la Revolución, el Caudillismo, el Maximato y el Presidencialismo, nunca combatieron a la democracia, pero tampoco la cultivaron, teníamos una democracia de jure, pero no de facto.
Con el presidencialismo surgido a partir de 1935, se consolidaron dos instituciones que fueron fundamentales para el régimen, al respecto Luis Javier Garrido dice lo siguiente:
Durante la segunda mitad del sexenio del general Lázaro Cárdenas, el régimen mexicano se consolidó sobre dos “instituciones” fundamentales: un presidente de la República fuerte y un Partido oficial que pretendía incorporar a la casi totalidad de las masas obreras y campesinas organizadas, presentándose más que nunca como legítimo representante de “la Revolución”.
Estos hechos fueron los que ayudaron a dar forma a un régimen político excepcional, pues en los años posteriores a 1935 se vive un periodo de estabilidad política, con un sistema de partido hegemónico, siendo el PRM y, posteriormente, el PRI, el principal protagonista de la vida política y electoral del país, en donde se contaba con un régimen autoritario y un presidente que también era el jefe del partido, “el presidencialismo mexicano [encontró] sus bases político-institucionales del poder en un conjunto de arreglos institucionales que establecieron una estructura no equitativa de acceso y distribución del poder”.
Así, en el periodo de partido hegemónico, la pluralidad era prácticamente inconcebible, y la justicia electoral mucho menos, no había un solo partido que fuera capaz de competir contra toda la maquinaria electoral priísta, fue un periodo en el cual privaba la certidumbre, esto es, antes de las elecciones se sabía que el candidato priísta sería el ganador, pero también se hacía patente la incertidumbre en cuanto a los procedimientos que se iban a seguir para lograr este cometido.
Fue un periodo de constantes cambios en la sociedad mexicana, pero también en el Partido de la Revolución, resulta difícil imaginar un siglo XX sin un PNR-PRM-PRI como apéndice del gobierno, como el instrumento electoral del gobierno, se tenía, pues, un sistema electoral cerrado, lo cual trajo consigo una gran estabilidad, pero nada de democracia, al respecto Víctor Manuel Muñoz Patraca menciona lo siguiente:
A partir de su nacimiento en 1946 el PRI aseguró al grupo detentador del poder el apoyo necesario a las políticas adoptadas y la canalización de las demandas ciudadanas al poder público. El papel electoral del PRI sirvió para dar legitimidad al régimen al permitir que los votantes acudieran a las urnas puntualmente, sin interrupción, para renovar a sus dirigentes... permitiendo que la limitación temporal impuesta de la no reelección, bandera del movimiento revolucionario de 1910, fuera realidad.
La tarea se cumplió a costa de la democracia. Siempre presente en el discurso... sin embargo, las prácticas políticas prevalecientes la despojaron de autenticidad.
Durante el periodo en comento diversas reformas fueron llevadas a cabo, entre ellas tenemos las de 1946, 1949, 1951, y 1954.
En la de 1946 se puede ver uno de los antecedente más importantes en materia de justicia electoral, pues la Ley Electoral en su artículo 115 estableció claramente los casos en que la Suprema Corte podría realizar alguna investigación en los términos del artículo 97 constitucional, en los casos en que, a petición de alguna de las Cámaras o a petición del Ejecutivo Federal, consideraran que hubo violaciones al voto público.
Al respecto, Rodolfo Duarte, menciona lo siguiente:
"[la Ley Electoral de 1946] es el único ordenamiento electoral que antes de la reforma constitucional de 1977, determina... la intervención de la Corte pero a través de la facultad que ya le confería a este alto tribunal el artículo 97 constitucional para investigar el voto público".
Pero esto sólo fue por un periodo corto, pues en la reforma de 1949 se eliminó esa regulación, con lo cual se dejó nuevamente un gran vacío en materia de justicia electoral, pues seguían siendo los colegios electorales quienes resolvían las impugnaciones y reclamaciones que se presentaran durante el proceso electoral, siendo sus decisiones definitivas e inatacables, teniendo así la última palabra.
Posteriormente, con las reformas de 1963, 1972 y 1973 se intenta revitalizar al sistema de partidos, garantizar la oposición, darle representación y presencia política nacional, pero estas reformas no fueron suficientes para acabar con el estricto control gubernamental, sólo sirvieron para continuar adaptando el régimen a las nuevas necesidades de la sociedad mexicana, trayendo a cuestas una gran crisis de legitimidad, al respecto Juan Molinar dice lo siguiente:
"El régimen se encontró con que sus avances en el perfeccionamiento del control y la reproducción autoritaria del poder se tradujeron en problemas crecientes de legitimidad. Tres frentes tuvo la crisis sistemática de legitimidad del sistema electoral entre 1964 y 1976: el de la deformación de la representación, el del costo político de la exclusión de actores importantes y el de la falta de credibilidad de los procesos electorales".
Con la reforma de 1963 y la creación de la figura de los diputados de partidos se logró una mejor presencia de la oposición en la Cámara, principalmente del Partido Acción Nacional, pues fue el más beneficiado al obtener 20 diputados en 1964, y con las nuevas reglas de esta reforma se crearon incentivos para que los partidos que lograban participar procuraran tener el mayor número de candidatos posibles en todo el país, pues los que obtuvieran 2.5% de la votación nacional obtendrían 5 diputados, además de un diputado más por cada medio punto porcentual adicional.
A pesar de todos estos importantes cambios al sistema electoral, el control gubernamental prevalecía, pero diversos problemas no se hicieron esperar, dice Molinar:
"Para colmo, la profundización de la crisis económica que anunciaba el fin del “milagro mexicano” se sumó a los ingredientes políticos en la receta del guiso estatal autoritario, con lo cual se agravaba el ya de por sí serio hecho de que la política fuese derivando cada vez más hacia arenas diferentes a la partidaria electoral".
Es así que se fue dando una crisis de legitimidad, la cual alcanzó su cúspide en los comicios de 1976, en donde sólo el PRI presentó a su candidato, José López Portillo, y el PAN fue incapaz, debido a problemas internos, de postular a un candidato. Es entonces cuando la reforma de 1963 perdió toda su capacidad para continuar legitimando al régimen y surge la necesidad de una reforma profunda al sistema electoral y al sistema de partidos.
Con la orden directa del presidente en turno a su secretario de gobernación Jesús Reyes Heroles, se inician los trabajos para la reforma electoral, trayendo consigo la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales de 1977, y cambios constitucionales en donde por primera vez se reconoce a los partidos como entidades de interés público y, además, se le vuelve a dar importancia a lo contencioso electoral creando el recurso de reclamación, a través del cual los partidos políticos podían acudir ante la Suprema Corte e inconformarse por las decisiones del Colegio Electoral, es así como nuevamente se hace partícipe a la Corte en asuntos electorales.
Con esta reforma se inició el proceso de transición democrática, pues con ella se dio entrada a diversas fuerzas políticas que aun cuando ya contaban con cierta presencia nacional no podían participar legalmente en la arena electoral, la pluralidad comenzó a hacerse poco a poco presente, trayendo importantes cambios en la política mexicana.
En este año, Becerra, Salazar y Woldenberg ubican el inicio de la transición a la democracia, al respecto señalan lo siguiente:
"...1977, allí podemos encontrar un punto esencial, acaso fundador, de la transición mexicana hacia la democracia".
Con la reforma de 1977 se dio el primer paso de la verdadera transición hacia la democracia en México, se empezó a dejar atrás a un sistema partidos no competitivo, a las reglas electorales excluyentes y cerradas, con esta reforma la realidad política del país comenzó a trazar su camino hacia un régimen político democrático, por primera vez se tenía un marco legal que toleraba el pluralismo partidista, gracias al cual salieron a la luz nuevos partidos instituidos legalmente y los existentes se vieron obligados a cambiar, a ser partícipes del cambio, al respecto, José Woldenberg menciona lo siguiente:
"Durante los primeros años, la diversidad ideológica empezó a tomar cartas de naturalización, la convivencia entre adversarios se extendió, diputados de todos los partidos aprendieron a convivir, aparecieron y se fortalecieron los brotes de auténtica competencia electoral. En fin, no sin agudos conflictos, el objetivo parecía claro: espacio para todos o conflictos interminables".
Los resultados de esta reforma fueron positivos, ahora la vía institucional comenzaba a ser aceptada por los partidos, el camino de las instituciones iniciaba lentamente a adquirir confianza, y si bien esto se logró totalmente hasta 1996, es uno de los puntos claves para entender el proceso de cambio político en nuestro país.
Los cambios legales de 1977 lograron sobrevivir hasta 1986, un periodo de nueve años en donde la pluralidad parecía comenzar a cobrar fuerza, aun cuando el gobierno federal no dejó de ejercer su control a través de la autoridad electoral, la cual tenía bajo su control.
Gracias a esta reforma se logró conformar un verdadero sistema de partidos, los cuales se fueron consolidando y fueron capaces de hacerle frente al partido del gobierno, pero no todo fue bueno, pues, entre otras cosas, la autoridad electoral estaba integrada en su mayoría por miembros del gobierno y del partido oficial, además de que las maniobras de reformar para protegerse continuaron, pues se trataba de tener reglas electorales que dieran la apariencia de transparentes y abiertas, aunque en realidad eran para mantener eficientemente el funcionamiento del régimen; pero a pesar de todo, no se puede negar que también la reforma política de 1977 tuvo grandes virtudes, pues gracias a los cambios legales y constitucionales se dio cabida a la creación de partidos políticos auténticos, legales y modernos, y con esta reforma los cambios prodemocráticos ya no se detendrían.
Otro punto que es fundamental para entender el cambio político en nuestro país es que con la reforma del 77 también se abrió el camino para pasar, en una primera etapa, de tener elecciones no competitivas en un sistema autoritario a elecciones semicompetitivas, para entender mejor este punto se citan las funciones que Dieter Nohlen establece para cada una de las elecciones:

"En los sistemas autoritarios, las elecciones sirven también para reafirmar las relaciones de poder existente. Hasta entrados los años ochenta era inimaginable que el hegemónico partido mexicano, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pudiera perder las elecciones presidenciales o parlamentarias... en los sistemas autoritarios el poder político no está en juego... Por lo común, el control sobre el proceso electoral no es perfecto. Aunque los resultados electorales no ponen en duda la dominación del partido oficial".
De esto se desprende que la función de las elecciones no competitivas es reafirmar las relaciones de poder existentes, reafirmar la dominación del partido oficial y dar muestras del poderío ejercido sobre el sistema electoral.
Así, de tener elecciones no competitivas se dio paso a las semicompetitivas:
"[con las elecciones semicompetitivas] se pretende crear la apariencia de condiciones democráticas, no tanto hacia adentro, donde la oposición suele conocer perfectamente los límites de su acción política, sino más bien hacia afuera, ante la opinión pública internacional... En consecuencia, las elecciones semicompetitivas sirven para estabilizar los regímenes autoritarios. Esta función principal se apoya en las funciones específicas mencionadas, a saber:
• El intento de legitimar las relaciones de poder existentes.
• La distensión política hacia adentro.
• El mejoramiento de la imagen hacia afuera.
• La manifestación (e interpretación parcial) de fuerzas opositoras.
• El reajuste estructural del poder a fin de afianzar el sistema".
Es así que gracias a la reforma de 1977 se dio paso a las elecciones semicompetitivas, pero el reclamo democrático no cesó, ya que gracias a otro de los cambios fundamentales introducidos por esta reforma, los diputados de representación proporcional, se pudo ejercer, de forma institucional, presión para las posteriores reformas electorales, además de que la oposición pudo participar en ellas. Es así que el proceso de liberalización-democratización, iniciado en este año, aunque limitado en un principio, trajo consigo, cada vez más, demandas que llevarían a culminar el tránsito a la democracia, las cuales irían modelando las futuras reformas electorales.
Durante este proceso democratizador el plano electoral estará en primer plano, y con la reforma de 1986 se toca seriamente el contencioso electoral, se crea el Tribunal de lo Contencioso Electoral (Tricoel), estableciendo los cimientos del sistema de justicia electoral, “se suprimió el «recurso de reclamación» y la Suprema Corte quedó sin facultades en materia electoral”, en su lugar se creó el recurso recurso de apelación y queja, y sería resuelto por el nuevo Tribunal, aunque la última palabra la seguirían teniendo los colegios electorales, ya que las resoluciones del Tricoel sólo eran obligatorias para la Comisión Electoral.
Del mismo modo, se constitucionaliza por vez primera la existencia de los organismos electorales, estableciendo en el artículo 60 de la Ley Suprema lo siguiente:
"Corresponde al gobierno federal la preparación, desarrollo y vigilancia de los procesos electorales. La ley electoral determinará los organismos que tendrán a su cargo esta función y la debida corresponsabilidad de los partidos políticos y los ciudadanos; además establecerá los medios de impugnación para garantizar que los actos de los organismos electorales se ajusten a lo dispuesto por la Constitución y las leyes que de ella emanen...".
También se cambió el modo de integrar la Cámara de Diputados, ahora se conformaría por 500 diputados, siendo 200 electos por representación proporcional y se crea la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, siendo estos dos cambios benéficos para la democracia mexicana; pero en lo que respecta a la integración de la autoridad electoral se dieron retrocesos, pues se introdujo el criterio de representación proporcional en la conformación de la Comisión Federal Electoral, “así, para 1988... el PRI contó con dieciséis representantes, y por sí solo sumó más votos que el de todos los partidos de oposición juntos (12 votos)”.
La prueba de fuego llegó para la reforma de 1986, las elecciones de 1988, y aunque fueron las más competidas hasta ese momento, el PRI mantuvo en su poder la Presidencia de la República, con una votación oficial del 50.74% del total, perdiendo casi 20% respecto a la elección presidencial anterior.
Pero estos resultados no fueron aceptados por la oposición, fue la “caída del sistema”, dirían para darle nombre a lo que identificaban como un fraude, abonado, entre otras cosas, por la parcialidad de la autoridad electoral y la lentitud en dar a conocer los resultados, trayendo consigo un alto nivel de desconfianza y un gran apoyo a la impugnación, lo cual no tenía precedentes hasta ese momento, pero “la ambigüedad [consistió] en que éstos resultados produjeron una situación competitiva que al rebasar los marcos estrechos del sistema hegemónico sentó las bases para una transición democratizadora”.
Además, en el ámbito legislativo el PRI también sufrió pérdidas graves, la oposición logró arrebatarle 66 diputaciones de mayoría relativa.
Todo esto puso en riesgo la estabilidad con que el régimen había logrado mantenerse gracias a su constante adaptación a las nuevas necesidades políticas, las reglas del juego, que tenían la función de mantener la fuerza hegemónica del gobierno al mismo tiempo que permitía la incorporación de la oposición sin dañar la total mayoría priísta, habían fallado, el régimen no se desquebrajó pero sí resultó seriamente dañado.
La realidad política rebasó los mecanismos existentes de justicia electoral, el estrecho margen de maniobra que se le había otorgado al Tricoel ayudó en gran medida a minar su confianza, ya que no fue capaz de inyectar confianza en los resultados.
Lo bueno: gracias a las nuevas reglas introducidas en 1986 respecto a la integración de la Cámara de Diputados, la diferencia de porcentajes entre votos y curules obtenidas era menor respecto a elecciones pasadas, el sistema electoral a través de su largo y constante perfeccionamiento comenzaba a dar sus primeros frutos.
Además, se comienza a consolidar el sistema de partidos, constituyendo un sistema verdaderamente tripartidista, el PRI perdió gran cantidad de votos pero se mantuvo como la primera fuerza, el Frente Democrático Nacional, antecesor del PRD, logró obtener el segundo lugar con 30.8% del total de los votos en la elección presidencial, mientras que el PAN, el partido más antiguo después del PRI, obtuvo 17.07%, sobre este punto Esperanza Palma menciona lo siguiente:
No cabe duda de que la elección presidencial de 1988 puede entenderse en términos analíticos como un punto de inflexión en la historia electoral que estableció las bases del sistema de partidos contemporáneo con tres fuerzas políticas importantes que cubren el espectro ideológico de izquierda a derecha...
Lo notable de la elección fue que creó un multipartidismo, por primera vez con una opción de izquierda relevante socialmente, que se fue abriendo paso en un contexto de semicompetencia.
Lo ocurrido en 1988 dio muestras de la imperante necesidad de una nueva reforma, lo electoral continuaba en primer orden, y el reclamo democrático no cesaba.
A nivel municipal iniciaban cambios democráticos, la oposición obtenía cada vez más espacios, “a partir de 1988 se inició claramente la pluralización partidaria de este ámbito de gobierno en elecciones cada vez más competitivas y limpias; si bien fue hasta 1994 cuando la tendencia se aceleró significativamente”.
Mientras tanto, a nivel estatal, en 1989 el PAN (la oposición) obtenía su primer gobernador, Ernesto Ruffo en Baja California, logrando así hacer tangible que los partidos distintos al PRI gobernaran.
El nivel local fue el laboratorio de la democracia, de la alternancia, fue la escuela de gobierno para los partidos, principalmente para el PAN, quien gracias a la “semicooperación con el gobierno [logró] ocupar un papel relevante en tanto interlocutor del gobierno y obtener el reconocimiento de sus triunfos electorales, asimismo fortaleció la autoridad del presidente y contribuyó al cambio político con estabilidad”.
Mientras que el PRD “combinó la participación electoral con tácticas de movilización social en su lucha contra el fraude electoral”, esto es, el continuar su lucha en contra del fraude electoral de 1988 no le impidió participar en elecciones y en las pláticas sobre la reforma electoral.
Con el fin de cicatrizar las heridas abiertas en la elección de 1988 el gobierno federal hizo un llamado a iniciar los trabajos rumbo a una nueva reforma electoral, PRI, PAN y PRD participaron en los trabajos preparatorios, todo esto en busca de la confiabilidad y legitimidad de las elecciones.
El resultado de los trabajos fueron cambios constitucionales y su regulación en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el cual fue aprobado en la Cámara de Diputados por un total de 84.6% y en la de Senadores por 94.11% de los presentes, además de reformas a los artículos 5o., 35, 36, 41, 54, 60 y 73 de la Constitución.
Dentro de los puntos más relevantes de la reforma se puede mencionar la creación del IFE y del Trife, se tuvieron grandes avances en materia de financiamiento público y acceso a los medios de comunicación, además “en el tema de justicia electoral se creó un catalogó de sanciones administrativas y se amplió y reformuló el apartado relativo a los delitos electorales en el Código Penal”.
En materia de justicia electoral hubo un cambio fundamental en el Tricoel, pues se cambió su naturaleza de administrativa a jurisdiccional creando el Tribunal Federal Electoral y se dieron grandes avances en materia contenciosa electoral, pues se establecieron claramente los recursos que a través de la vía jurisdiccional podrían se interpuestos en materia electoral.
Si bien los avances se hicieron patentes, quedaron fuera las candidaturas comunes y se eliminó a las asociaciones políticas nacionales, esto no será remediado sino hasta 1996.
Fue así que en la reforma de 1989-1990 se puso nuevamente en primer plano lo electoral, formando el nuevo marco legal para las elecciones intermedias de 1991.
La nueva prueba llegó, era la oportunidad de dejar atrás la experiencia amarga de 1988, y lo consiguió, las nuevas reglas del juego rindieron sus primeros frutos, los partidos distintos al PRI seguían consolidándose y el PAN volvió a posicionarse como segunda fuerza, pero aún así el partido del gobierno obtuvo la mayoría, sólo que ésta vez sí lo hizo de una manera limpia, en el marco de la ley.
Pero las reformas en el sexenio salinista no terminarían en 1990, pues en 1993 se cambió nuevamente la legislación electoral, únicamente lo que había quedado pendiente, esto fue la fórmula de integración del Congreso y el financiamiento de los partidos.
Con esta reforma se modificó la integración de la Cámara de Senadores, ahora serían cuatro por cada entidad federativa, otorgando uno a la primera minoría; en la Cámara de Diputados se cambió el máximo de representación de 70 a 60%; en materia de justicia electoral también hubo importantes cambios pues se eliminó la autocalificación de las elecciones, y se creó una sala de segunda instancia en el Tribunal Electoral incorporando a la Suprema Corte en la designación de los magistrados que la integrarían, además de que a nivel constitucional se precisó que el Trife sería la máxima autoridad en materia electoral.
Con esta reforma todo parecía quedar listo para los comicios presidenciales de 1994, pero las diversas fuerzas políticas seguían reclamando una nueva reforma, las cicatrices del 88 aún no habían sanado, las nuevas reglas del juego seguían dejando insatisfechos a diversos actores electorales. A esto hay que agregarle el levantamiento armado del EZLN el primer minuto del 1o. de enero de 1994, y posteriormente el asesinato del candidato priísta a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio.
Todo esto fue la punta de lanza para una nueva reforma electoral, se necesitaba dejar totalmente claro que se contaba con un sistema confiable, transparente y totalmente transitable para todos.
El gobierno actuó con rapidez, nombró un nuevo secretario de Gobernación y un comisionado para buscar la paz en Chiapas.
Fue una nueva negociación, urgente y necesaria, que garantizaría unas elecciones en paz, con imparcialidad y, algo que no se logró, equidad.
Gracias al consenso se logró una reforma, la de 1994, que trajo consigo la inclusión de ciudadanos en la organización electoral, los cuales serían electos por el Congreso, esto es, se ciudadanizó el IFE, además los partidos continuaron con su participación en la autoridad electoral, pero perdieron su derecho a voto y su presencia sería igualitaria, es decir, sólo habría un representante por cada partido político. Al igual, otro punto importante de la reforma fueron los topes de gastos de campaña, “esa importante determinación pasó de los órganos ejecutivos a los órganos colegiados del IFE, dominados por el «voto ciudadano»”, además de que por primera vez se contaría con datos sobre los gastos ejercidos por los partido durante sus campañas.
En el marco de la nueva integración del IFE se diseñaron medidas complementarias, todas ellas en busca de la confiabilidad y la transparencia en las elecciones, se pueden mencionar, entre otras, el acceso de los partidos al Registro Federal de Electores, auditoría científica y partidista al padrón electoral, nombramiento de un fiscal especial en materia electoral, folio en las boletas, y tinta indeleble.
Es así que una nueva prueba para el sistema electoral llegaba, los comicios presidenciales, se contó con una alta participación y se logró uno de los principales cometidos, tener resultados electorales rápidos y confiables gracias al Programa de Resultados Electorales Preliminares y a los conteos rápidos.
Otro punto importante era lograr la equidad, y al menos en lo que incumbe a los gastos de campaña no fue posible, pues “según el informe que presentan los consejeros ciudadanos, el PRI erogó en 1994 el 71.4% del dinero gastado en los comicios presidenciales”, colocándose este tema en el centro de la futura reforma, la de 1996.
Los resultados de 1994, tanto los que se refieren a participación como los resultados finales, fueron una muestra de que el camino hacia la democracia en México era el correcto, pero también de que aún faltaban reformas que siguieran perfeccionando el sistema electoral, en una declaración hecha por Carlos Castillo Peraza, dirigente del PAN, se puede resumir la situación postelectoral que prevaleció en el país:
Aún tenemos que dar la batalla por la legalidad, que las leyes se cumplan, estamos ya muy cerca de consumar con una victoria política nuestra victoria cultural, éste es un momento que exige de nosotros madurez, madurez para reconocer las derrotas donde éstas fueron reales, el PAN tiene que saber decir gané donde ganó, perdí donde perdió; y pelear por aquello que le atribuyan como pérdida y no lo sea.
Es así que la lucha por el mejoramiento de la incipiente democracia mexicana no cesó en 1994, pues en 1996 se llevó a cabo la mal llamada REFORMA DEFINITIVA, las elecciones de 1994 habían dejado grandes enseñanzas, había quedado más claro que nunca las debilidades del sistema electoral, todos los defectos salieron a la luz, había que terminar con ellos, era la gran oportunidad, estaba demostrado que la vía electoral estaba siendo aceptada por todos, ciudadanos y partidos, era el momento de perfeccionarla.
Luego de una larga negociación, en donde se contó con la participación de todas las fuerzas políticas del país, se logró el consenso en la reforma constitucional, trayendo consigo modificaciones a 16 artículos; pero en lo que respecta a la reforma legal, dos puntos provocaron la pérdida del consenso, el financiamiento público y las coaliciones electorales.
De manera general, la reforma de 1996 estableció lo siguiente: afiliación partidista libre e individual, eliminando así la afiliación colectiva; se puso especial énfasis en los recursos que recibirían los partidos, estableciendo que el financiamiento público prevalecerá sobre el privado y estableciendo la fórmula 70-30 para la distribución del dinero público, esto es, 70% del total del dinero se distribuirá proporcionalmente de acuerdo al numero de votos obtenidos en la elección anterior y el restante 30% se repartirá de manera igualitaria; el gobierno quedó fuera de la organización de las elecciones; se crea la figura de consejeros electorales para formar parte del Consejo General del IFE; se regula la elaboración de encuestas; la votación mínima para mantener el registro es de 2% de la votación nacional emitida; los partidos deben permitir auditorias a sus finanzas; se crean las agrupaciones políticas; el espacio en radio y televisión se distribuye con la fórmula 70-30; se precisaron los tipos penales en materia electoral; el nivel de sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados no puede pasar de 8%; se cambia la forma de integrar al Senado, ahora serán tres Senadores por cada Estado, dos por mayoría y uno a la primera minoría, mientras que los 32 restantes serán elegidos a través de una lista nacional por medio del sistema de representación proporcional; se establece la elección directa de jefe de Gobierno del Distrito Federal y se transforma a la Asamblea de Representantes por Asamblea Legislativa.
En materia de justicia electoral se creó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; se eliminó la calificación política de las elecciones presidenciales; se modificó lo contencioso electoral, precisando los recursos de que podían hacer uso los partidos políticos; se crea un juicio para la protección de los derechos políticos de los ciudadanos, a la vez que el de revisión constitucional electoral; además, y esto es un punto muy importante, se estableció que las legislaciones locales se deben adecuar a los nuevos principios establecidos en materia federal.
Fue así que se tuvieron la mejores condiciones que se podían dar para ahora sí transitar a un sistema con partidos verdaderamente competitivos, y en las elecciones intermedias de 1997 esto quedó de manifiesto, los dos puntos que habían terminado con el consenso en la reforma legal, el financiamiento y las coaliciones por sí solos demostraron sus virtudes, la equidad comenzaba a tomar forma, los partidos tuvieron un acceso mejor repartido en radio y televisión, ahora sí se repartió el poder tal cual tenía que ser, el PRI fue el gran perdedor, no logró ganar en el Distrito Federal, y se demostró que las nuevas reglas del juego lograron uno de los últimos pasos de la transición a la democracia, tener elecciones limpias, confiables, y altamente competitivas, a este tipo de elecciones Dieter Nohlen les atribuye las siguientes funciones:
"• Expresar la confianza del electorado en los candidatos electos.
• Construir cuerpos representativos funcionales.
• Controlar el gobierno".
En el caso mexicano se puede añadir que además funcionan para dar un voto de confianza a las autoridades electorales y a las reglas del juego.
La de 1996 fue una gran reforma, sólo sufrió dos modificaciones importantes, pues ahora se permite el voto de mexicanos en el extranjero y se aumentaron los requisitos para constituir un nuevo partido.
Estas reglas del juego han mostrado grandes virtudes, el tener fuera de la autoridad electoral al gobierno es una de ellas, además en 2000 se comprobó que cualquier partido con presencia nacional considerable, podría ganar la Presidencia siguiendo esas reglas, pues luego de 70 años el PRI la perdió y el resultado fue aceptado.
Si bien la elecciones de 2000 se llevó a cabo de manera pacífica y las reglas funcionaron correctamente, esto no quiso de decir que el sistema de justicia electoral fuera perfecto, diversos mecanismos podían haber sido perfeccionados, pero no fue así la reforma definitiva continuó vigente en los comicios de 2003, y si bien pasaría nuevamente la prueba, nuevamente esto no implicaba que fueran perfectas.
Y con las mismas reglas llegamos a 2006, y luego de un proceso electoral competido y por demás cuestionado, llegó el momento cumbre de la justicia electoral, esto es, la declaración de validez de la elección, el resultado fue que se declaró presidente electo a Felipe Calderón Hinojosa, ya que fue el que fue el candidato que obtuvo el mayor número de votos, además de que se determinó que cumplió con los requisitos de elegibilidad para desempeñar el cargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Las resoluciones judiciales casi siempre dejan a una de las partes inconforme, pero eso no debe dar entrada a descalificaciones e insultos. Concluido el proceso electoral de 2005-2006 con la declaración de validez y de presidente electo por parte de la Sala Superior del TEPJF, legalmente quedaba todo terminado, las resoluciones del Tribunal tenían que ser acatadas, pues ya no procedía ninguna impugnación en contra de dicha declaración, así se cumpliría con la definitividad de las etapas en materia electoral que la Constitución mandata.
Luego de una elección bastante competida, y un periodo poselectoral bastante conflictivo, en donde las descalificaciones a las autoridades electorales por parte de la Coalición por el Bien de Todos se hicieron presentes, el orden y la normalidad democrática, conseguida a través de diversas reformas en las cuales los diversos partidos fueron, en mayor o menor medida, partícipes en su creación, y a través de diversos procesos electorales en que se había comprobado las bondades de las reglas del juego electoral, se vinieron abajo, los resultados no fueron aceptados por el candidato de la Coalición por el Bien de Todos y esta idea tuvo eco entre sus seguidores.
El 6 de septiembre de 2006, el diario Reforma presentó una encuesta en la cual se mostraba que los ciudadanos daban un voto de confianza al tribunal, ya que 74% de los encuestados dijo que aprobaba la decisión del Tribunal de declarar valida la elección y a Calderón como ganador; además, 71% consideró que sí es legítimo el triunfo de Felipe Calderón; por otro lado, el 72% cree que el TEPJF fue justo e imparcial al tomar la mencionada decisión, mientras que el 68% cree que la decisión del TEPJF fortalece la democracia en nuestro país.
Esta encuesta dejó ver una realidad que desafortunadamente fue cambiando, la aceptabilidad de la derrota no se hizo presente y las dudas que habían sido sembradas fueron germinando, el fantasma del fraude que se había logrado desterrar de las elecciones había vuelto, y ahora más que nunca se hizo por fin presente la necesidad de una reforma electoral de grandes alcances.
Luego de terminadas las reformas que aquí llamamos de primera generación, las cuales habían traído consigo la democracia, se tenía que dar el paso a las reformas de segunda generación, las cuales deben traer consigo el mejoramiento, profundización y consolidación de los procesos democráticos. En México la democracia llegó para quedarse pero no se puede pensar que sea el paraíso, y las elecciones de 2006 habían puesto de manifiesto las debilidades de las normas vigentes, se necesitaba perfeccionar la democracia.
La judicialización de la política había demostrado en ocasiones anteriores sus virtudes, pero en 2006 demostró algunas debilidades, las cuales también se hizo necesario atender, si bien las debilidades no rebasaron a las fortalezas del proceso de lo que aquí hemos entendido como judicialización de la política, en unos comicios en donde las descalificaciones hacia la autoridad electoral se hicieron patentes se maximizaron, es por ello que hay que atenderlas, evitar lo más posible dar argumentos para estas descalificaciones.
Semanas después de terminado el proceso electoral 2005-2006, se llevó a cabo la primera renovación de magistrados de la Sala Superior del TEPJF, siendo presidente del mismo el magistrado Flavio Galván; el mismo hecho de la renovación de los magistrados evidenció la falta de una reforma de segunda generación en este caso, pues quedó vista la necesidad de establecer una renovación escalonada de los magistrados, para aprovechar la experiencia de aquellos que tuvieran más tiempo en el Tribunal y combinarla con las nuevas ideas de los nuevos magistrados, esto sería atendido en la reforma de 2007, lo cual comentaremos más adelante.
Unas elecciones deben ser la expresión de una fiesta ciudadana, en donde los ciudadanos acuden libremente a emitir su voto, y los contendientes respeten la decisión que resulte de la votación, aun cuando la diferencia sea de un voto, ya que en democracia se gana igual por un voto que por un millón de votos, y cuando esto no se logra se ven mermados los avances democráticos que poco a poco se han ido construyendo, ya que el proceso de construcción democrática es largo, y la desconfianza que surgió en torno a los comicios de 2006 puso en jaque a la democracia mexicana, la desconfianza en la democracia es la peor señal que puede dar un sistema democrático, es por eso que hay que fortalecerlo por todos los lados posibles para no dar espacio a la duda y a la desconfianza.
Todo esto hizo necesaria una nueva reforma. La reforma constitucional fue aprobada el 13 de septiembre de 2007, mientras que en la reforma legal se hizo lo propio el 20 de junio de 2008.
En la materia que en este trabajo nos ocupa, se estableció en la Constitución en al artículo 99 que “las salas Superior y las regionales funcionaran de forma permanente”, suponiendo esto que las tareas de las salas serán mejor distribuidas.
Se establece en la misma ley suprema un hecho importante, si bien ya estaba establecida la obligatoriedad de las resoluciones del TEPJF, ahora se señala que “las salas podrán hacer uso de los medios de apremio necesarios para hacer cumplir de manera expedita sus sentencias y resoluciones”.
Además, algo muy importante, se otorga al Tribunal la facultad de “resolver la no aplicación de leyes sobre la materia electoral contrarias a la presente Constitución”, este hecho se limitará al caso concreto y se deberá informar a la SCJN, es decir, se ampliaron las facultades de control constitucional del Tribunal.
Se señala también que la elección de quienes integren las salas del Tribunal se realizará de forma escalonada y su encargo durará nueve años. Estos fueron los cambios más importantes que en materia de justicia electoral se establecieron en el artículo 99 de la Constitución, ahora faltaba la reforma a la legislación conducente, y en lo que respecta al TEPJF nos interesan fundamentalmente los cambios a la LOPJF y a la LGSMIME En lo que respecta a la LGSMIME se establecieron diversos cambios fundamentales, uno de ellos es que ahora se establece como ley supletoria al Código Federal de Procedimientos Civiles y ya no a los principios generales del derecho.
Se dan diversos cambios en el procedimiento para el trámite de los diversos medios de impugnación; se dan avances en materia de tecnología pues se establecen notificaciones de forma electrónica a través de correo electrónico. Se crea el artículo 21 bis, el cual hace referencia al incidente sobre la pretensión de nuevo escrutinio y cómputo en las elecciones federales o locales, ahora establece reglas que señalan los casos en que procede un nuevo conteo de votos, así se regula el recuento de votos que eventualmente pueda llevar a cabo el Tribunal.
Se establece el artículo 77 bis en el cual se señalan las causales de nulidad de la elección presidencial, recordemos que esto no había sido señalado en la reforma de 1996.
Se reorganiza la distribución de competencias entre la Sala Superior y las salas regionales; se perfeccionan diversos procedimientos contenciosos electorales, logrando con esto especificidad en las reglas y su seguimiento.
En lo que respecta a la LOPJF, se reformaron, adicionaron y derogaron diversos artículos, en ella se recogen, al igual que en la LGSMIME, los mandatos constitucionales de la última reforma.
Así se establece la permanencia en el funcionamiento de las salas regionales y de la Sala Superior del TEPJF; la nulidad de una elección se podrá declarar sólo por las causales que establezca expresamente la LGSMIME; se menciona que la elección de los magistrados será en forma escalonada; se recogen los mismos principios de perfeccionamiento del proceso jurisdiccional de los medios de impugnación; de la misma forma, se establece la redistribución de competencias de las salas regionales y la Superior, incluso la facultad de atracción de la Sala Superior, ya sea de oficio o a petición de parte, de los asuntos que por su importancia y trascendencia así lo ameriten.
Por último, en el artículo cuarto transitorio se establece el procedimiento de escalonamiento en el nombramiento de los magistrados y dice:
"Antes del 20 de abril de 2015, la Cámara de Senadores elegirá al magistrado electoral de la Sala Superior que sustituya al magistrado cuyo mandato concluye en la fecha antes citada; el electo lo será para un periodo que concluirá el 4 de noviembre de 2016.
II. A más tardar el 30 de octubre de 2016, la Cámara de Senadores elegirá a siete nuevos magistrados electorales de la Sala Superior que iniciarán su mandato el 4 de noviembre de 2016; dos de ello concluirán su mandato el 31 de octubre de 2019, dos más el 31 de octubre de 2022 y los tres restantes el 31 de de octubre de 2025. Al aprobar los nombramientos el Senado deberá señalar el periodo de mandato que corresponde a cada magistrado. Todos aquellos que hayan desempeñado el cargo de magistrado electoral no podrán ser reelectos".
Así, con esta reforma se intentó dar respuesta a las necesidades surgidas de la elección federal de 2006, pues se atendieron las flaquezas detectadas, si bien este sólo es un esbozo general de la reforma, no queremos dejar de resaltar la importancia de las reformas al Cofipe, principalmente en lo que tiene que ver con financiamiento y tiempo en medios, ya que a partir de esta reforma, nadie podrá comprar espacio en medios para campañas publicitarias, ahora el que se destine para este fin será repartido por el IFE utilizando la fórmula 70-30, así se dio respuesta a uno de los hechos que más causó problemas en la elección presidencial de 2006, pues quedó claramente establecido cómo se otorgará el espacio en medios a los partidos políticos, además de que se elevó a nivel constitucional la prohibición a terceros de comprar espacio en medios para campañas a favor o en contra de candidato alguno.
Consideramos que todos estos cambios son positivos y ayudarán a eficientar aún más las tareas de judicialización de la política que lleva a cabo el Tribunal, aunque también creemos que falta mucho por hacer pero de igual forma consideramos que en esta materia el proceso de reformas graduales es uno de los más virtuosos, pues con su aplicación a los diversos procesos electorales va mostrando sus fortalezas y sus debilidades y da espacio para su perfeccionamiento, demostrando una vez más que en materia electoral, y tal vez en ninguna otra, nunca habrá una reforma definitiva.
Una de las reglas fundamentales de la democracia es que el ganador no gana todo y el perdedor no pierde todo, pero también que el ganador no gana para siempre y el perdedor no pierde para siempre, y las reglas electorales cumplen con proporcionar las condiciones necesarias para que esto se logre.
Pero las leyes electorales nunca son perfectas, ni definitivas, flaquezas siempre se encontraran en ellas, y es necesaria su revisión, pues si bien ya lograron su principal cometido que es llevar al país a tener una transición democrática, ahora deben de buscar la consolidación de ella.
Hay que tener claro que las reformas legales no producen necesariamente cambios en la realidad social, pero sí contribuyen a iniciarlos, además de que no se tiene una verdadera democracia si no se tiene un Estado de derecho, y eso ya lo empieza a tener México.
Algunas reflexiones
• La judicialización de la política, entendida como el proceso a través del cual se dirimen conflictos políticos a través de procedimientos judiciales ha sido virtuosa, ya que se dejaron de lado medios discrecionales para la solución de dichos conflictos anteponiendo la legalidad a este proceso. Si bien el ideal sería que las partes insertas en la contienda electoral lograran una estricta adhesión a las reglas del juego, eso resulta difícil de lograr, aunque no imposible, es por eso que el sujetar la solución de asuntos con un trasfondo político a la jurisdicción de un tribunal es lo mejor en los procesos de construcción de la democracia, ya que al tener reglas claras la certeza en dichos medios se hace presente, siendo esto un avance para la democracia; pero esto no debe de terminar ahí, sería conveniente que los actores políticos mostraran voluntad para no resolver sus controversias a través de decisiones judiciales, sino por medio del diálogo, compromisos y estricto apego a los mandatos de la ley.
• Las instituciones impartidoras de justicia electoral deben contar con el aval de los actores políticos, la confianza vertida en ellas ayuda a que estas obtengan la aprobación de los ciudadanos, en los casos en que los mencionados actores reprueben su actuación, aun sin tener motivos fundados para ello, ponen en peligro su credibilidad, la cual es esencial para el desarrollo de la democracia.
• Los tribunales electorales han desempeñado un papel importante en la transición a la democracia en México, han contribuido a dar certeza al proceso electoral, a la confianza y credibilidad en los resultados, además de que, algo muy importante, se ha logrado llegar a la incertidumbre democrática de los resultados, pero a la certidumbre de que los resultados que se den a conocer son los que en verdad surgieron el conteo honesto de los votos, es decir, en una contienda democrática lo último que se debe saber es quién es el ganador, hecho que antes no sucedía en nuestro país, ya que antes de que sucedieran las elecciones se sabía que el ganador sería el candidato priísta, es así que se ha logrado la añorada incertidumbre democrática, además que se tiene certidumbre en los resultados porque se tiene la confianza en que los votos cuentan y se cuentan, trayendo esto consigo confianza en los comicios, así, el proceso de incertidumbre-certidumbre democrática se ha cumplido, y el Tribunal ha contribuido firmemente en ello.
• Las decisiones que toman las autoridades electorales pueden o no satisfacer a los actores promoventes o involucrados, pero gracias a las reglas claras se puede concluir que siempre que las decisiones se apeguen a derecho estas serán correctas y los actores deben apegarse a sus mandatos; en el caso mexicano el TEPJF puede enmendar las decisiones de las autoridades administrativas y jurisdiccionales electorales, así ha contribuido a dar certeza y credibilidad a las resoluciones que toman los diversos organismos electorales, ya que en los casos en que considera que existen omisiones legales ha enmendado dichas resoluciones, pero en los casos en que las considera correctas las ha ratificado, contribuyendo así al fortalecimiento de la justicia electoral en nuestro país, ayudando a que las resoluciones se apeguen sólo a derecho y por ende sean imparciales y no respondan a ningún tipo de interés personal o político.
• Unas elecciones altamente competidas con resultados que marcan una diferencia relativamente lejana entre el primero y el segundo lugar, ayudan a inyectarle credibilidad a los resultados y por ende a las autoridades jurisdiccionales electorales; en cambio, cuando la diferencia en los resultados es corta, la actuación de la autoridad jurisdiccional es altamente compleja, ya que los actores involucrados en la contienda electoral pretenden que las resoluciones los favorezcan, si no es así, uno de los actores puede quedar inconforme, pero en estos casos las resoluciones de la autoridad jurisdiccional deben ser las que inyecten credibilidad a los resultados y se deben obedecer sus mandatos, ya que de lo que se desprenda de ellas será lo que marque la pauta para confiar o no en un proceso electoral, y al ser la confianza fundamental para una democracia, se desprende que los tribunales electorales tienen la difícil tarea de inyectar confianza y credibilidad a los comicios y sus resultados, aun cuando no dejen a todos conformes.
• La aceptabilidad de la derrota debe ir estrechamente ligada a la correcta actuación de la autoridad jurisdiccional en materia electoral, no se puede entender una sin la otra, pero cuando la correcta actuación de dicha autoridad no trae consigo la aceptabilidad de la derrota, y por ende la aceptación del resultado final y de las resoluciones del Tribunal, deben de emprenderse reformas que contribuyan de nuevo a estrechar dichos procesos que se consideran esenciales para la democracia.

Una propuesta:
Las reformas electorales graduales en nuestro país han demostrado su virtuosismo, pero aún falta mucho por hacer. Consideramos que luego de las elecciones federales de 2006 surgieron diversas necesidades que fueron atendidas en la posterior reforma, pero creemos que en este tipo de materias, en países como México en donde la democracia se está consolidando, la sobrerregulación (entendida también como claridad) debe hacerse patente, me explico, en materia de justicia electoral, considero, mientras más claros estén en la ley los procedimientos contenciosos a seguir mejor será su cumplimiento, es decir, el tener reglas bastante claras que no den lugar a interpretaciones diversas ayuda a inyectar credibilidad y confianza a la decisiones, ya que el tener ordenamientos que dejen los procedimientos bastante claros ayudaría incluso a conocer de antemano la decisión que tomará la autoridad jurisdiccional electoral; con las reformas a la LGSMIME se dio un gran paso al determinar los casos en que será anulable la elección presidencial, consideramos que este precepto debe ser el ejemplo para los demás medios de impugnación, aun cuando algunos ya cuentan con algo parecido, para así dar lugar, de ser posible, a una sola interpretación del precepto. Esta sobrerregulación podrá desaparecer gradualmente cuando se consolide la democracia y el apego a la ley durante el proceso electoral sea permanente, es decir, cuando el proceso de respeto a las normas democráticas sea tal que ya no se necesite que la autoridad intervenga en la resolución de conflictos, pues el apego a la ley, pero a una ley clara, no debería de generar conflictos. Sé que esta propuesta puede parecer extremista, pero, siendo optimista, consideró que algún día la consolidación democrática se logrará plenamente y esta sobrerregulación podra desaparecer.
ESTA NOTA ES EL RESULTADO DE UNA PONENCIA PRESENTADA EN EL II CONGRESO NACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES, EN OAXACA DEL 20 AL 23 DE OCTUBRE DE 2009, LA CUAL SE TITULÓ: "LA TRANSICIÓN MEXICANA Y LA NECESIDAD DE LA JUSTICIA ELECTORAL". CONSTITUYE UNA VERSIÓN ESCRITA DE LO EXPUESTO EN ESE CONGRESO, INCORPORANDO LOS COMENTARIOS, QUE SE CONSIDERARON IMPORTANTES, DE LA MESA DE TRABAJO Y DEL PÚBLICO ASISTENTE.


SOBRE "JUEGOS DIVERTIDOS"

Esta película me dejó sin palabras, pero también debo reconocer que casi sin ideas, no sé que decir de esta película, no se me ocurre un tema sobre el cual explayarme y llenar una entrada del blog.
Vi esta película en compañía de algunos amigos, la mitad de ellos se quedaron dormidos, debo decir que yo dormite por unos momentos, al final me dijo uno de ellos: “y todo por unos huevos”.
Un juego que nada tiene de divertido, un juego violento, pero violento en extremo, sólo violencia, y un poco de ingenuidad.
Pero ¿la violencia se puede practicar cómo diversión?
Gran pregunta, yo creo que no, la violencia, o incluso el sólo uso de la fuerza no puede calificarse como divertido.
Pero qué decir de la película, una película a mi gusto rara, un juego no divertido, con violencia y asesinatos, el cual se repite, violencia larga, me pregunte: ¿por qué no los mataron de inmediato?
¿Por qué usaron tanta violencia en tanto tiempo para que a fin de cuentas lograran el mismo objetivo?
No tengo idea, tal vez tenga que ver varias veces la película.

domingo, 18 de abril de 2010

RASHOMON

La verdad es subjetiva. Yo tengo mi versión de la verdad, tú tienes tu percepción de la verdad, ellos tienen su percepción de la verdad.

Nuestras versiones que damos por verdaderas son influenciadas por el contexto, nuestro estado anímico, síquico y social.
Todos podemos hablar de un mismo hecho que vimos al mismo tiempo y en el mismo lugar, pero cada quien dará su interpretación del mismo.
La subjetividad de la verdad es subjetiva (diría un viejo amigo), es decir, cuando hablamos de la verdad, hablamos de una subjetiva subjetividad, pues la verdad por sí misma es subjetiva, pero además cada quien le imprime su grado de subjetividad.
Rashomon es una excelente película, las tomas son excelentes, fue una película que de verdad disfrute, y me hizo reflexionar sobre la verdad, las verdades y las interpretaciones de la realidad convertidas en verdad.

martes, 13 de abril de 2010

LA DISCRIMINACIÓN BASADA EN LA CIENCIA

Con los avances científicos, la sociedad progresa, avanza, y se supone que todo es para el bien de la humanidad.
Así como ha avanzado la ciencia, también se ha ampliado el catálogo de derechos fundamentales de los seres humanos, y uno de ellos es el derecho a la no discriminación, entre otros.
Con el desciframiento del ADN, el genoma humano, entre muchos otros, la vida se puede tornar predecible, saber de qué voy a morir, qué enfermedades voy a tener, mi capacidad física e intelectual, se podrían conocer antes de nacer; pero esto no es todo, ya que la misma ciencia nos puede llevar a modificar dichas características para tener seres humanos aptos para las necesidades que la sociedad vaya creando, pues ¿para qué queremos personas con un Iq bajo?
Es aquí en donde radica la importancia de la película “Gattaca”, donde se nos muestra que gracias a conocer nuestras características genéticas se puede discriminar a la población, se necesitan sólo personas genéticamente aptas, capaces realizar las tareas, que no cuenten o estén predispuestos a tener algún tipo de enfermedad que afecte sus capacidades. Pero ¿qué tan ético es negarle a una persona no “apta genéticamente” un empleo porque no cumple con las características genómicas?
Creo que no es muy ético, pero mi nueva pregunta es: ¿a la ciencia le importa la ética en pleno siglo XXI?
O mejor dicho en pleno siglo XXI a los seres humanos, a las personas humanas (para escribir como abogado) ¿nos importa la ética?
Creo que es algo muy complicado de responder, la misma película muestra como un personaje, para cumplir su sueño logra burlar casi todos los mecanismos científicos para lograr ocupar el lugar de otra persona, o incluso actitudes como hacer una prueba genética para probar que tan apto o apta es la persona con quien se pretende tener hijos; fuera de los sentimientos, el amor o los gustos, lo importante es que sea apto genéticamente, ¿esto es ético?
Yo creo que no, pero quién sabe si en la vida posmoderna exista la ética.

domingo, 11 de abril de 2010

SOBRE "THE CORPORATION"

EN ESTA NOTA VOY SER IRÓNICO
Yo creo que no nos debemos preocupar por el bienestar o el beneficio de los demás, sólo importa el propio, importa mi beneficio, mis ganancias, si los demás se ven perjudicados no me importa.
Lo único importante en este mundo es el control del mercado, sólo me importa que mis productos se vendan y que aumenten mis ganancias aunque provoquen daños a la salud, aunque provoquen adicción, eso no importa, sólo me importa acumular capital, aumentar mi riqueza.
¿Y el medio ambiente? Eso qué, tampoco es importante, hay que explotar todos los recursos naturales que tenemos para así continuar aumentando nuestra riqueza, no importa, vendamos todo, contaminemos, total, ¿a poco las generaciones futuras tienen derechos? Para nada, si ni siquiera han nacido, no nos pueden exigir nada, a lo mejor ni nacen, eso no importa.
El otro no importa, importo yo, yo empresa, yo corporación, yo dueño de mi empresa, yo soy el importante, el que tiene el poder, el que manda, el que rige cómo se mueve este mundo, las fronteras no importan, yo puedo explotar a quien yo quiera, puedo pagar salarios bajos a todos, no importa en lo más mínimo que tenga niños trabajando para mí, ellos no son importantes, el importante soy yo, y nada más yo, los demás sólo me importan como empleados mal pagados, o como consumidores de cosas absurdas e inútiles, las cuales les logro vender gracias a mis estrategias de mercadotecnia dirigidas a públicos específicos, necesito consumidores diferenciados, para así fabricar más tipos de productos y vendérselos todos a todos.
Nadie me importa, importo yo, mi poder, mi dinero, mi control, mis ventas, mis productos, los demás no importan.

"¿DE VERAS CAMBIASTE LA CONSTITUCIÓN? ME CAE QUE ERES UN CHINGÓN"

El título lo resume todo, “La ley de Herodes”, es una película que retrata la vida política mexicana como fue en algún tiempo, el compadrazgo, el dedazo, el amiguismo, y diversas prácticas que se dieron en el sistema político mexicano durante algún tiempo, en esta película quedan excelentemente retratadas.
Una película que se filmó con recursos en parte públicos, fue prohibida por el propio gobierno durante largo tiempo, pues el logo y el nombre del partido oficial, el PRI, es mencionado varias veces, entre otras cosas.
Las escenas son excelentes y los diálogos muy buenos, la corrupción es fielmente retratada, “no hay presupuesto”, “usa las leyes”, “te regalo este pin del partido”, “yo creí que a ese pueblo ya no se le podía sacar nada”, y la mejor “¿cambiaste la Constitución? Me cae que eres un chingón”, en esta última frase se puede resumir toda la película, el uso de la ley a beneficio del gobernante era una práctica común, impuestos inventados, corrupción, leyes inventadas o inexistentes, todo era fáctico “porque lo dice el presidente”, “es un mandato de la nación”, o “así lo dice la Constitución”.
En nuestros tiempos “posmodernos” tal vez resulte imposible imaginarnos que alguien, porque se le ocurre, cambia la Constitución, imagínense a un presidente municipal cualquiera intentando cambiar la Constitución, creo que eso no pasaría, pero fácticamente ocurrió durante mucho tiempo, sin duda la frase trillada de “el poder corrompe” tiene el mejor ejemplo en esta película, en donde se muestra que incluso los asesinatos eran perdonados por el bien del partido, de la nación, del país, por el desarrollo político de México, desechando lo que ya no sirviera, sin importar quién fuera, “¿entierro o destierro?”, era la fórmula política para deshacerse de los enemigos políticos, así fue, así es la película.

SOBRE "MASACRE EN COLUMBINE"

Los hechos conocidos generalmente como la "masacre en Columbine" le dan origen a este documental de Michael Moore.
El fondo del documental es saber por qué en Estados Unidos ocurren hechos violentos como asesinatos en escuelas y en otros países no.
Moore explora la fascinación por las armas y por la "seguridad" de los estadounidenses, haciendo "mofa" de ésta, mostrando cómo no sólo es el gusto por las armas lo que distingue a los estadounidenses, pues hay muchos países que lo tienen, sino también cómo es que los medios de comunicación se han encargado de esparcir una "cultura del miedo" entre sus habitantes, cómo es que un gobierno que busca tener un férreo control sobre sus habitantes y lograr además una confianza ciega hacia sí mismo es capaz de la manipulación mediática.
Y Moore va más allá, no sólo demuestra que la cultura del miedo sembrada por los medios de comunicación es la causante de tantos asesinatos en Estados Unidos, sino también diversas actitudes bélicas adoptadas por ese país y que son difundidas por los mismos medios de comunicación.
Estados Unidos se ha convertido en una cultura de las armas, todos quieren tener un arma ¿será que no confían en que su propio Estado los puede proteger? ¿será que para sentirse identificados con su Estado necesitan portar, tener, un arma de fuego en casa?
Un país con una economía solidamente construida se ha encargado de difundir diversos “mitos” entre sus ciudadanos, que lo único que buscan, creo, es hacer sentir religados a sus ciudadanos con el Estado, el sentido bélico, pero también el sentido del miedo parecen ser los instrumentos preferidos de los Estados Unidos, pues no se encuentra otra explicación.
La otredad parece no ser respetada, el odio racial, el desprecio hacia los no blancos, a los que no sienten iguales es otra explicación, querer ser un Estado hegemónico hacia con el exterior, también se refleja en el interior, quien no sea o no consideren igual a ellos hay que cambiarlo y/o destruirlo, ni más ni menos.

¿EN VERDAD PODREMOS PRESCINDIR DEL ESTADO?

¿Qué es el Estado? ¿alguien lo conoce? ¿lo han visto pasar? ¿lo has saludado?
Resulta que el Estado es para muchos una ficción jurídica, o un ente abstracto, o una entidad intangible, entre otras cosas.
Pero en realidad nadie conoce al Estado, éste se percibe, pero es intagible, nadie lo conoce o lo ha visto pasar, pero todos sabemos que el Estado existe, que se creó, siguiendo las teorías contractualistas, algunas de las cuales ya esbozamos en este blog, por medio de un contrato social, buscando protección, seguridad, certidumbre, o por la teoría que quieran, pero de que nos dimos, de que creamos al Estado, no hay duda ¿o sí?
Se creó aquel Leviatan, el que todo lo podía y todo lo controlaba, pero también se creó el Estado porque necesitábamos reglas, orden, e incluso identidad.
Pero ahora que las funciones del Estado han cambiado ¿resulta pertinente preguntarse si necesitamos al Estado? Creo que esta pregunta nunca será pertinente, me explico a continuación.
Para Aristóteles el hombre es un animal político, un animal sociable, y es así porque es el único capaz de vivir en sociedad, de convivir, de organizarse, de comunicarse, es un animal político por naturaleza, pero, digo yo, es también un animal político por necesidad e incluso por elección, es decir, el hombre para sobrevivir necesita agruparse, religarse, organizarse social y políticamente, dictarse reglas de conducta e incluso de actitud.
Los cambios en el Estado “moderno” han puesto en jaque las viejas ideas contractualistas del Estado, la idea de necesidad del Estado se ha puesto en entredicho, pero resulta que a ese “jaque” le falta el “mate”, pues ¿cómo vivir sin el Estado?
A poco en verdad no necesitamos organizarnos ¿acaso no desde ahí estamos formando Estado?
A poco no necesitamos reglas que nos pongan orden ¿acaso podríamos convivir sin un sistema normativo? ¿qué no desde ahí estamos necesitando del Estado?
Si bien la “modernidad” ha traído cambios profundos, donde las tareas del Estado se han visto debilitadas o incluso en muchas ocasiones ha sido sustituido por los mismos integrantes del Estado, esto no quiere decir que ya no necesitemos al Estado, sólo quiere decir que el Estado se ha transformado, que sus funciones han cambiado, pero ¿a poco el Estado no nos sigue brindando identidad? ¿a poco el Estado no aminora nuestro sentimiento de vulnerabilidad?
¿Qué pasaría si viviéramos sin Estado? No lo sé de cierto, ni siquiera lo alcanzo a imaginar, tal vez alguien me diría: pues seriamos una sociedad autogobernable, autorregulada, pero ¿qué no es esto uno de los motivos por el que nos dimos al Estado? ¿no se supone que por eso creamos al Estado, y le cedimos parte de nuestra soberanía para que, entre otras cosas, nos regulara y gobernara, pero al tener el consenso de sus integrantes nos sintiéramos autogobernados y autoregulados?
Y si no tuviéramos al Estado como ahora lo tenemos ¿quién o qué nos proporcionará identidad? ¿qué haremos para sentirnos cohesionados, religados? ¿qué haremos para seguir siendo unos animales políticos y/o sociables? ¿nos convertiremos en dioses o en bestias (siguiendo nuevamente a Aristóteles)?
Si prescindieramos del Estado estoy casi seguro (no hay que generalizar) que crearíamos otro nuevo, pues no podríamos vivir sin el Estado, tal vez le pondríamos nuevo nombre, pero a fin de cuentas el Estado existirá, y no podremos prescindir de él.

martes, 6 de abril de 2010

EL MEJOR ESTADO

Hace unos días la Asamblea Legislativa del DF le otorgó a la UNAM un reconocimiento por la obtención del premio Príncipe de Asturias http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2010_210.html 
En su discurso el rector de la UNAM mencionó que “el mejor Estado no es aquel que genera más riqueza sino el que mejor la distribuye”, y creo que tiene mucha razón, el Estado debe de salvaguardar el bienestar de sus habitantes, de procurar la igualdad entre ellos, y pues la mejor forma de hacerlo es buscando la mejor distribución de la riqueza, obvio no se trata de que todos seamos poseedores de la misma cuenta en el banco, o el mismo auto, o de la misma casa; la frase del rector va más allá, pues la mejor forma en que el Estado puede distribuir la riqueza es dando educación y preparación a sus ciudadanos, la educación debe ser un derecho y nos debe de proporcionar todas las herramienta necesarias para contribuir en el progreso y la mejora del país, dijo Narro “refrendó que un país sin ciencia propia se condena a la maquila o la medianía del desarrollo. Por ello, resulta indispensable reivindicar el derecho a la educación”.
El derecho a la educación y la mejor distribución de la riqueza van de la mano, ya que, como lo mencioné, la mejor distribución de la riqueza no implica que seamos una sociedad igualitaria homogénea económicamente hablando, sino que el Estado brinde las posibilidades idóneas para alcanzar el desarrollo, quizá la pobreza extrema o la riqueza extrema no se puedan evitar, pero eso no debe ser una justificación para que el Estado no intente hacer nada por evitarlo, por procurar el desarrollo social y económico del país, pero tampoco debería ser un argumento para decir que no necesitamos al Estado, pero eso será tema de otra nota en el blog.

domingo, 4 de abril de 2010

LA ENTREVISTA DE JULIO SCHERER

El día de ayer (4 de abril de 2010) comenzó a circular la Revista Proceso, que contiene una entrevista de Julio Scherer con Ismael “El Mayo” Zambada.
Diversas opiniones ha generado este acontecimiento, pero resulta por demás interesante conocer qué es lo que se le ocurrió a un periodista como Scherer, preguntarle a Zambada.
Fue una entrevista fuera de lo común, no grabadoras, y que a mi gusto Scherer logró su cometido, mostrar un lado diferente del que conocemos de este capo de la droga, el lado humano, resulta que Zambada no sabe si tendría el valor de asesinarse si es atrapado, o que lamenta que su hijo esté detenido, pero también asegura, siguiendo con la línea trazada en otra nota de este blog, que la guerra contra el narco no sirve de mucho, ya que éste es un negocio que envuelve millones, y que está arraigado en la sociedad, “como la corrupción” –dice–.
5 páginas de Proceso le valieron a Scherer para estar en boca de muchos, en la opinión de los opinólogos, pero que triste que se quiera denigrar, atacar su trabajo periodístico, y más triste que haya quienes lo critiquen por el simple hecho de haber aceptado entrevistar a “El Mayo” Zambada, pregunta: ¿qué no la tarea de un periodista, un verdadero periodista, es conseguir la nota? ¿acaso hay un periodista que se hubiera negado entrevistar a Zambada? Creo que no, y también creo que el trabajo de Julio Scherer es ejemplar, es un relato que es sólo eso, un relato de cómo se llevó a cabo la entrevista, sin intentar enaltecer o denigrar al entrevistado, periodismo objetivo y nada más.
La foto dice mucho, o se pueden hacer muchas interpretaciones de la foto, pero resulta que no la hizo un fotógrafo profesional para intentar encontrarle intencionalidad alguna, es una simple foto, como cualquiera, sólo que en ella hay dos personajes relevantes en la vida política de este país, Scherer, el mítico periodista, y “El Mayo” Zambada con una gorra, nada más, pero nada menos.
Pero eso no es todo, ahora hay escritores que se dicen periodistas y se la dan de puritanos, como Aguilar Camín, que en su columna de hoy del Milenio hace una crítica a Scherer, dice: “Si alguien conservaba alguna duda de que el narco sabe usar a la prensa y hay prensa que se deja usar por el narco, no tiene más que acudir al encuentro que Julio Scherer aceptó tener con Ismael El Mayo Zambada, capo número dos del cártel de Sinaloa, uno de los más buscados y temidos de México... El Mayo Zambada escogió a un santón de la prensa mexicana, y el santón fue a su guarida, “un lugar no revelado”, derramando adrenalina, valentía, entereza periodística. Qué pena”. Ahora resulta que ya se le olvidó cómo usaba el gobierno a los medios, y que él tuvo participación en ello.
De algo no me queda duda, Scherer cada que escribe da una cátedra de qué es el periodismo, lo mismo le saca jugo a una entrevista a “El Mayo” que a aquella fabulosa entrevista con el Subcomandante Marcos; creo que quienes lo critican le tienen envidia, y sus argumentos es que ese no era el mejor formato para hacer la entrevista, es decir, que ellos la hubieran hecho mejor. El día de ayer en Twitter fluyó esta nota como pan caliente, todos criticaban, y estoy seguro que pocos habían leído la entrevista, pues la revista empieza a circular en la tarde y sólo para suscriptores, y en uno de esos “tuiteos” surgió el de @ciberfan, que es Raúl Trejo Delarbre, uno de los mejores estudiosos, a mi gusto, de los medios de comunicación en este país, quien dijo: “Qué lamentable la entrevista de don Julio Scherer con un narcotraficante. No actúa como entrevistador sino como simple amanuense de Zambada”, “Qué significativa la portada de Proceso: el delincuente abraza, protege casi, al viejo y en esta ocasión complaciente periodista. Qué pena”, “No hay un solo dato, o una sola frase, que justifiquen como pieza periodística la propaganda que don Julio le hace al narcotraficante”, y a mi pregunta expresa (@richmontesdeoca): “@ciberfan usted se hubiera negado a hacer una entrevista como la de Don Julio Scherer?”, respondió: “@richmontesdeoca Por supuesto”, “@ciberfan AUNQUE USTED SI HUBIERA PRETENDIDO HACER UNA ENTREVISTA CRITICA SE HUBIERA NEGADO?”
“@richmontesdeoca No lo sé, Ricardo. Es mucho especular. No soy periodista profesional. Prefiero evaluar hechos, no hacer suposiciones”.
Evaluar los hechos y no hacer suposiciones, si seguimos esta práctica ¿en verdad Scherer le hace propaganda a Zambada? ¿en verdad no es nada crítico Scherer? ¿qué no los periodistas pueden llevar a distintos lados y perspectivas sus entrevistas? ¿qué no buscan cosas diferentes? acaso hubiera tenido sentido preguntarle tonterías como ¿cómo se inició en el narco? O por qué es narcotraficante? Creo que no.
En fin, de verdad que creo que el trabajo de Julio Scherer es muy respetable, y sostengo mi pregunta: ¿quién se hubiera negado a entrevistar a Zambada?
Sólo termino con el título de un gran libro del gran Riszard Kapuscinski: “Los cínicos no sirven para este oficio”.

SISTEMA POLÍTICO MEXICANO ¿SUI GENERIS?

La formación de nuestro sistema político ha estado llena de altibajos y de diversos hechos que lo han ido modelando, iniciemos en el llamado del general Calles a terminar la época de los caudillos e iniciar la de las instituciones, a finales de la década de los veinte, y que trajo consigo la formación del PNR.
Ya muerto el último caudillo (Obregón), había que reorganizar políticamente al país, y la solución que se le ocurrió a Calles fue agrupar a todas las fuerzas políticas locales en una sola, y fue así que nació el PNR.
Pasamos del Caudillismo a lo que se ha dado en llamar Maximato, en donde Calles, el jefe máximo de la Revolución, era quien en realidad gobernaba; fue en este periodo en donde se inician la creación de las redes clientelares que dieron sustento a la política mexicana durante varias décadas.
Pero los cambios políticos continuaron y el Maximato ya no fue capaz de sobrevivir con Cárdenas como presidente, fue así que los lazos políticos entre Calles y Cárdenas se rompieron, diversos movimientos político-estratégicos realizó éste último para deshacerse de todo lo que "oliera" a Calles, gobernadores, presidentes municipales, funcionarios, todos fuera de sus cargos y algunos fuera del país.
Cárdenas con su política de masas fue quien inició a los gobiernos populistas y al estado de bienestar en este país, el reparto agrario, y el carisma del presidente trajeron consigo la configuración del presidencialismo mexicano. El general Cárdenas transformó al PNR en PRM, ahora sí sería el partido de la Revolución, y se daría tangiblemente una de las características principales de éste, el presidente a la vez que era el jefe de Estado y de gobierno, era el jefe real del partido oficial, tenía la capacidad de nombrar y remover gobernadores, presidentes municipales y legisladores, haciendo, se diría, uso de sus facultades metaconstitucionales, este último es un término inventado por Jorge Carpizo para, sostengo, legitimar los abusos de poder que se darían, pues en el discurso decir que se hacía uso de sus facultades metaconstitucionales le daba sustento a las decisiones del presidente de la República.
El Estado de bienestar, el milagro mexicano y la gran estabilidad (que no gobernabilidad) que habían logrado los gobiernos surgidos de la Revolución, fueron uno de los principales sustentos, junto con lo que ya comentamos, para que se conformara un “Sistema Político a la Mexicana”, en el cual la única incertidumbre que se tenía en las elecciones era sobre el mecanismo que se utilizaría para declarar ganador al candidato oficial, donde los votos se contaban (mal, pero se contaban), donde cada seis años cambiábamos al dictador (por usar los términos de Vargas Llosa), donde el presidente tenía el control junto con su partido de todos los cargos de elección, donde el sistema de partidos era hegemónico (por usar la terminología de Sartori), donde el gobierno mismo controlaba y organizaba las elecciones, donde los partidos autocalificaban su elección, donde la oposición era casi nula y la que existía nunca fue capaz (ya sea por problemas internos o bien por rechazo oficial) de contender en serio contra el partido de la Revolución.
Estas y otras características fueron forjando nuestro sistema político, el cual es especial y diferente en sus características, no tiene comparación con ningún otro que yo conozca en el mundo.
Pero las perspectivas de cambio no dejaron al sistema inmóvil, la transición democrática iniciada en 1977 (siguiendo la idea de Woldenberg y otros) trajo diversos cambios que pusieron en jaque la capacidad de organización y control del gobierno, el milagro mexicano había terminado, la época de prosperidad había quedado de lado, y los cambios prodemocratizadores se fueron dando poco a poco.
La apertura a nuevos partidos, la entrada gradual de la oposición en el Congreso y el inició de reconocimientos de triunfos de la oposición en municipios y estados, hizo posible creer en el cambio, se hizo presente la posibilidad de que los partidos de oposición gobernaran, y fue así que el cambio se fue dando.
Pero el control gubernamental sobre las elecciones y las autoridades electorales terminaría hasta las elecciones de 1997, en donde se reconoció la perdida de la mayoría en la Cámara de Diputados. En aquella Legislatura el PRI necesitaba pactar para sacar adelante reformas.
Si bien desde la reforma de 1986 se había creado un organismo jurisdiccional, aunque de naturaleza administrativa, para cuidar de las elecciones, el Tricoel, y en 1990 se había creado el IFE, fue hasta 1996 con la reforma política de aquel año en que el gobierno pierde realmente el control sobre la organización de los comicios, el conteo de los votos y la calificación de las elecciones, ahora estaría en manos de organismos uno autónomo, el IFE, y el otro, el TEPJF, organismo jurisdiccional especializado en materia electoral y perteneciente al Poder Judicial de la Federación.
Todos estos cambios volvieron a moldear al sistema político, pues las relaciones de poder comenzaban a cambiar, pero faltaba el tal vez más importante y para algunos increíble cambio, la alternancia en la Presidencia, y fue hasta 2000 que se logró, el candidato del PAN resultó ganador y se reconoció su victoria, un cambio esperado por las características que se comenzaban a vislumbrar en el comportamiento electoral al menos durante la década de los noventa, pero que muchos vieron como un momento increíble, surgido casi de la magia.
Este hecho nuevamente moldeó al sistema político, las relaciones de poder de nuevo cambiaron, y ahora ya, por fin, existe una verdadera pluralidad política, los votos se cuentan y cuentan, ya no existe la auto y la heterocalificación, las autoridades electorales autónomas y parciales (aunque haya quien así no lo crea), ahora cualquier candidato tiene posibilidades reales de ganar un cargo de elección popular, y en cada uno de los comicios, el ganador no gana todo, y el perdedor no pierde todo, y no gana para siempre ni pierden para siempre.
Todo esto ha ido configurando a nuestro sistema político y le ha dado características que lo hacen sui generis.

HEGEL ¿INALCANZABLE?

... Hemos planteado el problema de las relaciones entre el marxismo y el estructuralismo:
el primero, entendido como teoría totalizante del fenómeno social; el segundo como método
adecuado para descubrir la inteligibilidad de los hechos humanos.
Sebag

Creer o hacer creer que Hegel es inalcanzable resulta muy típico, talvez esto por el complicado lenguaje que utiliza, las malas traducciones de sus textos y otros hechos que han ocasionado tener a Hegel como un filósofo inalcanzable.

Pero creerlo de esta forma es rendirse ante él, ni siquiera hacer el intento de comprender, aunque sea superficialmente, al principio, sus textos, ya que lograr comprenderlo profundamente nos llevaría una buena cantidad de tiempo y esfuerzo.
Por eso es importante leer antes de él a otros que se han dedicado a su estudio, quienes ya lo han comprendido, para con esto tratar de entender un poco.
Sebag, en su libro titulado Marxismo y estructuralismo nos hace una breve, aunque complicada explicación sobre el pensamiento de Hegel, este texto es complicado pero al menos no tanto como La fenomenología del espíritu.
A continuación, tratare de dar una breve explicación sobre los puntos importantes que trata Sebag sobre Hegel.
Nos habla por ejemplo de que en el espíritu se manifiesta la realidad concreta de un pueblo, ésta dada por su arte, su religión y su vida política y económica.
Además, me llama la atención los diferentes ejemplos y conceptos que da sobre dialéctica; por ejemplo, nos dice que en transcurso de la historia de un momento a otro, el nuevo momento no excluye en su totalidad al anterior, sino que toma de éste lo que le sirve, se trata de hacerla heterogénea, no hay una completa revolución, no se cambian totalmente los paradigmas por otros, sino que estos se niegan o aprenden a coexistir.
Nos dice también cómo la conciencia puede vivir en modos imaginarios –estos principalmente dados en la dialéctica del amo y el esclavo- en modos de engaño, esto es la negación de la conciencia misma, de los hechos reales, se vive dentro de engaños, dentro del espíritu subjetivo el cual puede ser de tipo cristiano, estoico o escéptico, que ninguno ostenta la verdad, ya que su conciencia no está dada conforme a la realidad; entonces con esta negatividad, con esta negación, se constituye el motor de la dialéctica, conocida comúnmente como tesis-antítesis = síntesis (afirmación-negación = negación de la negación).
También tenemos que la negatividad está implícita en el hombre, pero con esto nos topamos con el problema de qué es en realidad el hombre, esto no es solamente por existir, sino que tiene algo esencial en sí mismo, algo que lo hacer ser como es, y nos dice que sólo la actividad política es laque libera la hombre de impurezas de cuando actúa como es y no de cuando actúa como no es, es algo parecido al deber ser y al ser, el deber ser es como un concepto general, pero el ser es un concepto particular, esto es que cada cual es hombre como cree, en su punto de vista, que debe de ser, no hay una regla específica que dicte cómo ser o cómo no ser hombre.
El autor nos maneja tres afirmaciones sobre la obra de Hegel:
1. La sociedad justa estará basada en su verdad de lo que es y se servirá de la filosofía para imponer el orden del cual el Estado se encargará.
2. El orden es la síntesis del conocimiento que ha habido en diferentes etapas de la historia, y este orden será la unión de lo que sirva de las diferentes etapas.
3. Si se ha logrado comprender el proceso hegeliano es porque se ha introducido en lo más profundo de sus ideas, durante el tiempo necesario para desarrollas las virtudes necesarias para esto.
El hombre, en Hegel, sabe de manera absoluta, esto es, sabe la verdad o está en busca de ésta, pero al llegar a este saber no finaliza la historia, ya que la síntesis no se puede concebir como el fin de la historia, aunque represente el saber absoluto, ya que siempre estamos en camino hacia una nueva época, mejor o peor, según el caso, entonces la historia no se detiene, puede haber alguien que refute la síntesis y así sucesivamente.
Entonces, como el progreso está lleno de problemas y retrocesos y no es lineal, deduzco que se podría decir que el progreso es en espiral, esto es que, aun cuando tiene diferentes momentos de retrocesos, el avance que le sigue lleva siempre hacia un progreso, no se podría definir como circular por el hecho de que los sucesos no se van a estar repitiendo constantemente, y si así fuera no habría ningún progreso.
Para lograr conocer algo hay que entender en su totalidad, no como algo superficial, estas desde el inicio hasta el final de su proceso, para con esto tratar de confrontar todas las etapas por las que el objeto ha pasado y así lograr conocerlo.
También nos maneja diferentes conceptos como el de verdad entre otros, pero en especial hay uno muy importante que no puede pasar desapercibido como es la idea de Estado, que nos dice que ésta no ha podido formularse sino hasta el término de una historia que en la cual ha tomado diferentes virtudes y nos dice que la violencia y la irracionalidad son incompatibles con la idea del Estado moderno, están ahí transitoriamente, pero además nos dice que donde hay violencia el filósofo no puede ser justo y con esto se corrompe el alma y así ya no se podrá llegar al saber.
Pero qué es el saber, es la verdad, y el saber real es la conciencia y aquí entra el concepto de verdad, implícito en el saber, pero hay verdades de diferentes perspectivas, ya que una cosa puede ser verdad para uno pero para otro no, pero lo que no existen son las verdades objetivas y subjetivas, ya que creo que las subjetivas son una falacia, ya que la verdad sólo es verdad y no necesita de ningún calificativo para ostentarla, lo de objetiva está implícito.
Finalmente, en la comparación que se hace con Marx y en las diferencias y similitudes, llego a creer que para explicar un poco su diferencia se podría hablar de que Hegel es la tesis, Marx al tratar de negar varias de las cosas que dijo Hegel, a pesar de utilizar muchas otras, es la antítesis, y la síntesis pareciera que aún no la tenemos, que vivimos dentro de un entorno sin nada nuevo, como si estuvieramos apenas en el retroceso nos llevará al progreso.

UNA RESEÑA: DEMOCRACIA SIN GARANTES

Córdova, Lorenzo y Salazar, Pedro, Democracia sin garantes. Las autoridades vs. la reforma electoral, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2009, XXIV-150 pp.

Este libro nos presenta un tema por demás actual, es una crítica frontal a diversas decisiones que han tomado diversas autoridades en torno a los mandatos de la reforma electoral 2007-2008.
Pero además, sale de la lectura de este trabajo surge una pregunta: ¿pueden académicos hacer crítica a decisiones jurisdiccionales, es decir, criticar y contraargumentar las decisiones de las autoridades encargadas de aplicar las leyes? Y la respuesta que surge luego de leer los textos contenidos en este trabajo es sí, sí pueden realizar crítica fuerte e incluso devastadora, pero siempre y cuando sea razonada, argumentada y, lo más importante, seria e informada. Por otro lado, no es un libro que busque atacar a las autoridades, ni siquiera (des)calificar su actuación, sino, por el contrario, es un libro que propone la reflexión sobre las decisiones que se estudian en él, y, vale la pena tenerlo claro, sin descuidar el rigor académico que caracteriza a los autores.
Inicia la serie de trabajos con un “prólogo” del doctor Jorge Carpizo, en el cual nos hace una introducción precisa a los temas que se abordan en este libro, a la vez que demuestra su preocupación por diversos sucesos que han marcado el rumbo de la reforma, como puede ser la procedencia del amparo contra los procesos de reforma constitucional y legal, o la actuación de la autoridad administrativa electoral en la correcta aplicación de los cambios surgidos de la reforma electoral.
Continua con un “prefacio” de Ana Laura Magaloni, en el cual aborda un tema muy interesante: las premisas para el diálogo entre jueces y académicos. Menciona el objetivo de las críticas y nos dice que es “contribuir a la discusión jurídica en torno al significado y alcance de los principios constitucionales que deben regir a nuestra democracia electoral” (p. XVII), e indaga en un tema importante ¿cuál debe ser el papel de los jueces como interpretes últimos del marco constitucional y legal?
Para responder a esto, la autora hace un recorrido a través de diversas posturas que sobre el tema han surgido, e indaga en el por qué un juez toma una decisión u otra y nos dice que “la elección del juez sólo se puede entender cabalmente a partir de elementos extranormativos propios de la actividad jurisdiccional, como son, principalmente, las concepciones del juez acerca de su papel y su función y los juicios en torno a los valores sociales, éticos y de política pública que subyacen en la solución propuestas” (pp. XVIII-XIX).
Y menciona algo muy importante, esto es, que el papel de los jueces no sólo es decidir, sino además convencer, y es aquí donde entra la importancia de la crítica de los académicos, pues debe verse como una ayuda para que los jueces evalúen su propia sentencia y encuentren mejores argumentos para darle solidez a sus decisiones.
Por otro lado, hace una reflexión sobre la importancia del papel que deben jugar tanto la Suprema Corte, como el Tribunal Electoral, diciéndonos que su tarea no sólo está limitada al caso concreto, sino que su tarea principal es “definir el tamaño de la cancha del juego y el sentido de las reglas con las que se disputan los procesos electorales en México” (p. XXI), es así que considera que debido a que sus decisiones trascienden, es muy importante que gocen de credibilidad y aceptación, lo cual sólo se logrará con calidad argumentativa y viendo el impacto que esto pueda tener a futuro.
Por último, nos dice que los jueces deben encontrar el correcto equilibrio entre la jurisdicción constitucional y la democracia, para así ayudar a su credibilidad, sin no errar en su papel y función jurisdiccional constitucional, esto es, para no invadir esferas de actuación de otros poderes o autoridades, solamente así las autoridades podrán convertirse en “pieza clave para fortalecer la legitimidad del sistema electoral en su conjunto” (p. XXIV).
Continua la serie de trabajos con “Reforma para la consolidación democrática vs. contrarreforma desde el interés privado” de Ciro Murayama, en este apartado el autor nos muestra un panorama bastante claro de la reforma de 2007-2008, mencionando la importancia y los avances de esta reforma, principalmente en lo que se refiere al acceso de los partidos políticos a los medios de comunicación, y la nueva forma de distribución del financiamiento hacia los mismos.
Para demostrar la importancia de esta reforma nos hace una reseña del por qué se tuvo que llegar a estos nuevos lineamientos, primeramente nos dice muestra como fue que el gasto en radio y televisión rápidamente generó costos crecientes, “en las campañas de 2006 los partidos destinaron el 95%... de financiamiento público... a la compra de anuncios en radio y televisión” (p. 7); por otra parte nos habla de los problemas que en los comicios de 2006 tuvo la fiscalización de los ingresos y gastos de los partidos, pues “no consiguieron explicar la transmisión del 41% de sus anuncios en radio y el 21% en televisión” (p. 8), lo cual además no se sancionó, evidenciando esto la importancia de prohibir la compra de publicidad en radio y televisión; las campañas gubernamentales en tiempo de elecciones también evidenciaron fallas del sistema electoral, pues en 2006, con la campaña de promoción del voto por parte del presidente Fox, el Tribunal consideró que se había puesto en riesgo la validez de los comicios, aquí la importancia de que la nueva reforma suspenda durante las campañas toda propaganda gubernamental; por otro lado, menciona el autor, el uso de recursos públicos para promover a funcionarios públicos también evidenció un serio problema de la legislación, así uno de los cambios constitucionales fue especificar que la propagada gubernamental debe ser de carácter institucional y con fines informativos; por último, en esta parte nos menciona el problema de la compra de publicidad por parte de terceros, y hace una reseña de lo sucedido en los comicios de 2006 con la compra de anuncios por parte del “Dr. Simi” o bien del Consejo Coordinador Empresarial, ya que aun cuando el Cofipe ya prohibía estos hechos, no se aplicó la ley, fue por esto que en la mencionada reforma se decidió elevar a rango constitucional esta prohibición. Todos estos fueron de los aspectos más importantes tratados en la reforma de 2007-2008, pero faltaba su aplicación y acatamiento por parte de todos los actores involucrados, es así que el autor reseña el papel que han jugado los medios de comunicación en la aplicación de los nuevos preceptos, hace mención de la aprobación de la llamada “ley televisa” y de la importancia de la decisión tomada por la Suprema Corte respecto a la dicha ley, y la tensión que derivó de esta relación entre los poderes públicos y los medios de comunicación, principalmente radio y televisión, aunque esto no fue motivo para que los legisladores dejaran de regular esta materia y crearan un nuevo modelo de acceso a la radio y la televisión.
Finalmente, el autor hace un recorrido por diversos hechos que han mermado la aplicación correcta de la reforma, primeramente la compra de publicidad política disfrazada, como fue el caso del Partido Verde y sus “informes legislativos”, a los cuales el Tribunal les dio luz verde; o el caso de la transmisión en bloques de tres minutos de los anuncios de los partidos políticos, interrumpiendo programas y antecedidos por una cortinilla, al cual el IFE se negó a sancionar, ni siquiera a entrar al estudio del caso, pero además sólo tres partidos se incomodaron por el caso y al final los tres desistieron; por otro lado, el caso del amparo concedido a la Coparmex de Morelos por la jueza López Hernández con argumentos por demás absurdos; o la cobertura noticiosa que se ha disfrazado a la publicidad en medios, esto es un claro fraude a la ley que sigue sin sanción; o el caso de una decisión del Tribunal Electoral en el cual se sancionó al alcalde de Jalpa de Méndez, Tabasco, porque en una línea de su curriculum vitae, que se podía observar en Internet, mencionaba que había sido militante de un partido, y con argumentos bastante frágiles el Tribunal consideró que se ponía en riesgo el orden legal y podía afectar la intención del voto.
Termina este apartado el autor diciendo que esto sólo es una muestra de “cómo, ante normas diáfanas... las autoridades del Estado mexicano han llegado a vacilar en la aplicación de la ley, o a aplicarla de forma absurda...” (p. 27).
Continua el apartado titulado “Una Corte, una jueza y un réquiem para la reforma constitucional electoral” de Pedro Salazar Ugarte, el cual se aboca a dar una crítica contundente al fallo de la jueza López Hernández en el amparo concedido a la Coparmex de Morelos, haciendo un esbozo de cómo una decisión de la Suprema Corte, con la cual se dejaron abiertas las puertas para que los jueces puedan dejar sin efectos, por la vía del amparo, reformas constitucionales, trajo consigo una decisión casi absurda de la jueza López Hernández, en la cual, ejerciendo las facultades que derivadas del fallo de la Suprema Corte, otorgó el amparo a la mencionada asociación, dejándoles de aplicar dos artículos constitucionales. Con el rigor académico, Salazar reconstruye todo el proceso que llevó a hacer procedente el amparo contra los procesos de reforma constitucional, iniciando con la decisión de la Suprema Corte y la orden de darle entrada al caso, hasta llegar a la decisión y los argumentos (bastante deficientes y en algunos casos absurdos) utilizados por la jueza López Hernández al otorgar el amparo, pero sólo contra dos de los nueve artículos modificados en aquel proceso de reforma constitucional, es decir, si el proceso de reforma adolece de irregularidades ¿cómo es que no se otorgó el amparo contra todos los artículos modificados?; además, esto trajo consigo consecuencias graves, “dados los efectos relativos del amparo mexicano, esto provoca potencialmente la fractura del principio de igualdad jurídica en el país: ahora existe una Constitución para los amparados y otra para el resto de las personas” (p. 46).
En el apartado titulado “La reforma trastocada: el caso de los “informes de labores” del PVEM”, Lorenzo Córdova Vianello entra al estudio y a la crítica de una sentencia del Tribunal Electoral en la cual se consideró que los informes de labores de los legisladores no se pueden considerar propaganda electoral.
Así, primeramente nos muestra un panorama de la reforma electoral y sus implicaciones en la relación dinero-medios-política, y nos dice que “no es una exageración decir que la mala o equivocada lectura que tanto el IFE como el Tribunal Electoral hagan de las normas puede terminar por desvirtuar o incluso hacer nugatoria la intención que inspiró a la reforma electoral” (p. 62).
En el caso que ocupa a este apartado, se puede observar como es que una decisión tomada por el IFE que consideraba que los spots difundidos por los legisladores del PVEM violaban la ley, ya que como no habían sido adquiridos por la Cámara de Diputados no se podían considerar propaganda gubernamental, este caso llegó al Tribunal Electoral quien consideró fundada la queja del Partido Verde y revocó la resolución del IFE, así, el autor se ocupa de revisar los argumentos utilizados por el Tribunal, de hacer un análisis de lo que debe entenderse por informe de labores y de quiénes cuentan con la obligación de hacerlo, concluye haciendo una reflexión sobre lo desatinado de la decisión del Tribunal, además de que con la mencionada decisión se dejó abierta la posibilidad de que los legisladores tengan acceso a los medios electrónicos siempre que se trate de informar a la ciudadanía de la gestión de los servidores públicos, desvirtuando totalmente el sentido original de la reforma, y concluye Córdova diciendo: “ello es así porque eso que en otra ocasión podría haberse considerado como un vil fraude a la ley, ahora a juicio del Tribunal Electoral debe considerarse como un muy democrático y responsable servicio a la ciudadanía y, por ende, a la Nación” (p. 84).
Continua con el artículo titulado “Mesura, razonabilidad y racionalidad en la administración de justicia”, de Pablo Larrañaga, en el cual hace un análisis sobre el nombramiento del titular de la Unidad de Fiscalización del IFE, la historia que narra el autor en pocas palabras es la siguiente: el Consejo General del IFE nombra como titular de dicha Unidad a Alfredo Cristalinas, el PAN presenta un recurso de apelación ante el TEPJF impugnando el nombramiento pero posteriormente se desiste, pero el Tribunal consideró improcedente el desistimiento por considerar que: “es una acción colectiva que responde a los intereses de la ciudadanía en general”, resultando de esto que el Tribunal revocara el nombramiento, ordenando, además, al IFE a nombrar un nuevo titular de la Unidad, pero en cumplimiento de lo dispuesto por el TEPJF, lo único que resultó fue que se ratificara a Alfredo Cristalinas; es decir, todo este proceso no desembocó en nada. Desde declarar improcedente el desistimiento, hasta lo que el autor llama un “déficit en la interpretación de competencias” (p. 95), y el uso de argumentos desmesurados por parte del TEPJF son ideas que se pueden leer claramente en este apartado.
Por otro lado, el apartado titulado “El Tribunal cancela la libertad de expresión en la propaganda electoral”, de Jesús Cantú, presenta un análisis sobre los criterios que en torno a la libertad de expresión ha fijado el TEPJF, en donde se nos deja ver cómo la interpretación de una norma puede llevar a sobredimensionar a la misma, o bien, incluso, desvirtuarla; todo esto lleva al autor a aseveraciones del siguiente tipo: “toda crítica negativa conlleva un cierto grado de descrédito, por lo tanto, cancela la posibilidad de cualquier crítica negativa a las instituciones y a los partidos” (p. 115), “así, eventualmente, considerará que con la emisión de una opinión se puede difamar, aunque ésta no pueda estar sujeta al canon de veracidad” (p. 116), “también está prohibido denigrar a los candidatos, cuando en las normas es únicamente para las instituciones y partidos políticos” (p. 117). Esto, entre otras cosas, lleva al autor a decir que el Tribunal se ha excedido en sus argumentos, pues éstos han llevado a estrechar aún más los límites a la libertad de expresión, pues ha confundido instituciones con personas, convirtiendo a casi cualquier critica impugnable, concluyendo, el autor, que: “El tribunal buscó reducir al mínimo, si no cancelar, la libertad de expresión, a partir de la interpretación más limitativa y restrictiva posible. El legislador estableció los límites y el Tribunal con su interpretación la canceló” (p. 124).
Por último se presenta el artículo “La reforma al artículo 134 constitucional y su interpretación durante el proceso electoral 2009”, de Jorge Kristian Bernal, se trata de un trabajo que analiza uno de los grandes avances de la reforma de 2007, la prohibición a nivel constitucional de la compra de propaganda por parte de servidores públicos para promocionar su imagen, esto fue un gran avance de la reforma, pero, como lo muestra Bernal, fue una reforma inacabada, pues si bien se buscó garantizar la imparcialidad y la equidad de los comicios, faltó entrarle a las demás previsiones “para hacer eficaz la reforma”, dejando al IFE como “la única autoridad de este nivel de gobierno, con posibilidad de aplicar las normas relacionadas con la propaganda gubernamental” (p. 130). Todo esto viene al caso porque se hace necesario tener una normatividad clara y que cuente con todos los “recursos para sancionar e inhibir este tipo de conductas [que] son muy escasos” (p. 131). Así, el autor da cuenta de los casos que ha tenido que enfrentar el IFE, como son los spots del Partido Verde, o el caso del alcalde de Jalpa de Méndez (los cuales ya mencionamos), demostrando que además de la falta de regulación de la mencionada prohibición, también ha mermado esta reforma las interpretaciones de la autoridad electoral, dejando de lado el buen propósito del legislativo de desterrar la vieja práctica de uso de recursos públicos por parte de servidores públicos para promoverse, concluyendo que “la emisión de la regulación faltante y una pulcra interpretación de estos preceptos, le habrán de deparar un mejor destino a estas reglas constitucionales que llegaron para quedarse” (p. 148).
No queda más que invitar a la lectura de este libro, que pone la mira en uno de los aspectos fundamentales de cualquier reforma, en su aplicación práctica y qué tanto ésta puede desvirtuar la intención del legislador, abriendo un debate muy interesante en la materia, así que no me resta más que recomendar la muy interesante lectura de este libro