lunes, 10 de mayo de 2010

LA FRAGILIDAD, LA LIQUIDEZ, DE LAS RELACIONES HUMANAS

Con esto de la posmodernidad, regresé a un autor posmoderno, Zygmunt Bauman, un autor posmoderno o de la posmodernidad casi por definición, volví a leer Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, de verdad que es ilustrador.

Es un análisis, muy certero creo yo, sobre la sociedad en un mundo globalizado, el tema principal es el miedo a establecer relaciones duraderas, concentrado específicamente en el amor. Resulta interesante que nuestro autor sostiene que ahora, los lazos de solidaridad y afecto tienen que ver con los beneficios que nos pueda generar ¿será?
Hemos transitado del amor al prójimo hasta el temor a los extraños, resulta que ahora la esfera comercial lo abarca todo, las relaciones sociales, vivir junto o separados, son pensadas en términos de costos y beneficios, y esto para Bauman es una de la injusticias de la modernidad, o de la posmodernidad, el hombre ha dejado de ser el centro, ya no importa, ahora el Homo oeconomicus está en el centro.
La liquidez de la sociedad, de las relaciones humanas, liquidez entendida como fragilidad, ahora las sociedades, y sus integrantes tienen otras necesidades, el vivir juntos, el tener relaciones interpersonales, a juicio del autor, ha do quedando de lado ¿será?
Dice una frase muy buena: “Amar al prójimo requiere un salto hacia la fe: sin embargo, el resultado es el acta de nacimiento de la humanidad. Y también representa el aciago paso del instinto de supervivencia hacia la moralidad” (p. 106)
¿Será que para amar al prójimo debemos tener primero amor propio? Seguramente sí, pero, en palabras de Bauman: “Para sentir amor por uno mismo, necesitamos ser amados” (p. 108).
La confianza hacia el prójimo se ha vuelto en desconfianza, dudamos y desconfiamos de todo, la sociedad posmoderna, el capitalismo mismo no ha llevado a ello, en quien confiamos casi nunca retribuye, la misma sociedad no estimula la confianza “el mundo actual parece conspirar contra la confianza” (p. 122).
El miedo y la desconfianza son propios de nuestras sociedades, ya no confiamos en nada, el miedo nos invade, nos sentimos solos, debemos protegernos, el viejo mundo sólido se convierte en líquido.
“Los verdaderos poderes que determinan las condiciones en las que todos actuamos en estos tiempos fluyen en el espacio global, mientras que nuestras instituciones políticas surgen en general atadas al suelo; son, nuevamente, locales” (p. 133), somos locales viviendo en un mundo global ¿será?
La preocupación por la seguridad es una característica de las sociedades posmodernas, la desconfianza está presente, los cambios radicales que las sociedades posmodernas han dado están enfocados a conseguir mayor seguridad, pero esto siempre ha sido así, recordemos las ideas contractualistas, sólo que ahora no confiamos en el prójimo, ni en el Estado, tal vez ni en nosotros mismos.
“Un fantasma sobrevuela el planeta: el fantasma de la xenofobia. Las sospechas y animosidades tribales antiguas y modernas se han mezclado y combinado con la flamante sensación de inseguridad que se destila de la incertidumbre y desprotección de nuestra moderna existencia líquida” (p. 155).
“Desde sus comienzos, la modernidad produjo y siguió produciendo enormes cantidades de sobrantes humanos” (p. 161).
“La sanción definitiva del poder soberano moderno resultó ser el derecho a eximirnos de la humanidad” (p. 164).
“En la era de la globalización, el ideal y las políticas de esa humanidad compartida, que tiene una larga historia de pasos aciagos, se encuentra frente al mayor de todos ellos” (p. 201).
Ni como controvertir estas ideas de Bauman, quien es un gran observador de la sociedad y los procesos interpersonales e intersociales que ocurren en el día a día, de verdad que es un excelente libro.

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