sábado, 15 de mayo de 2010

"LA ESCUELA DEL TIRANO", SOBRE E. M. CIORAN

Si la locura política -fuente de transtornos
y de malestares sin igual- ahoga, por una parte,
la inteligencia, por otra favorece los instintos
y te sumerge en un caos saludable.
E. M. Cioran

La democracia es la tiranía de las masas, así que necesitamos muchos tiranos para mantenerla (estoy siendo irónico), entonces, para ser una democracia perfecta necesitamos tiranos casi perfectos, que adopten su papel de tirano casi a la perfección, y eso sólo se enseña en una escuela ¿o no? (insisto, en este párrafo fui irónico).
En el libro Historia y utopía de E. M. Cioran, se contiene un capítulo que se llama "Escuela del tirano", y de verdad que se pueden extraer muchas reflexiones de él.
Cioran explora la conducta humana, dice que la tentación y la ambición son propias del hombre, explora las conductas o actitudes políticas del hombre, y pareciera que da consejos de actitud y comportamiento en y hacia el poder.
“Quien no haya conocido la tentación de ser el primero en la ciudad, no comprenderá el juego de la política...”, es así como inicia el capítulo, y nos da una muy buena pista de qué es lo que tratará, esto es, del juego de la política.
Para hacer política no hay que ser un loco político, sino un inteligente político, hay que, nos dice, favorecer los instintos y sumergirnos en un caos saludable ¿será así de fácil?
Para Cioran la ambición es una droga que te convierte en un demente potencial.
Un hombre político, lejos de ser sólo un animal político en el sentido aristotélico, debe ser un hombre tirano, debe tener una metamorfosis del delirio de grandeza, “todos los hombres son más o menos envidiosos; los políticos lo son completamente”, ¿esto quiere decir que los políticos no son hombres o que deben ser más que hombres? Esto es muy interesante, pero también muy discutible, ¿acaso los políticos no deben ser iguales a todos los hombres y sólo ser diferentes en el poco o mucho poder que puedan adquirir?
“Si me adueñara del poder, mi primera ocupación sería la de hacer desaparecer a todos mis enemigos”, esto me suena a presidencialismo en México, tiene incluso un toque maquiavélico, pero no deja de sorprender la afirmación tajante, pues más adelante dirá que es la única forma de no desacreditar la tiranía.
Dice, casi al final, “... uno puede llegar a tomarle gusto a la tiranía, pues sucede que el hombre prefiere pudrirse en el miedo antes que afrontar la angustia de ser él mismo”, el hombre vive siempre con miedo, pero el político debe aprender a vivir con el, e incluso debe aprender a sembrar el miedo mismo.
Termino con esta cita: “la unidad no se logrará, como piensan algunos, por acuerdo y deliberación, sino por medio de la violencia, según las leyes que rigen la constitución de los imperios”, esto lo dice respecto a Europa, y creo que no se ha equivocada.
Un texto polémico, e incluso un poco “elevado”, pero que no por eso deja de llamar la atención.

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